*Una obra con tal tema, me fuera solicitada. Hasta ahora no se me
había ocurrido pero el andar del hombre propone temáticas a veces no
imaginadas.- No hay límites para el comportamiento del ser humano.
*Toda solicitud, para mí es un desafío toda vez que no se puede
defraudar a quien confía en uno para satisfacer una entendible curiosidad o
para conocer la opinión de alguien escudriñando condiciones del hombre no
exentas de verosimilitud.
*En esta oportunidad y más allá
que el amor debe involucrar a todos los mortales, y en todo sentido en
este peculiar caso se trata de encontrar el amor para consumar una pareja, un
matrimonio o simplemente una convivencia mujer/hombre con la consabida cuota de
este particular estado de algo más que cariño entre dos personas que desean
formalizar una relación de neto corte sentimental. Pasado ya o recorrido algo
menos de media vida, el amor reviste ya la singular particularidad que deviene
de haber atravesado etapas en que ese especial sentimiento comienza desde
temprano con la fogosidad, la pasión y la particular manera de enfocar tales
sentimientos desde una óptica diametralmente opuesta con el extremo que supone
enamorarse en la edad madura.
*En este momento de la vida, tanto mujer u hombre han ganado en la
experiencia propia que la vida otorga, llámese destino, cualquiera de los dos o
uno ha atravesado por uno o más estados de conformación de pareja, casados o en
convivencia, viudez. Excepcionalmente soltería con experiencias notablemente
diferentes a las otras.
*En la edad madura y hablo con conocimiento de causa, el individuo que
inevitablemente va concatenado, aunque
tengo ciertas dudas respecto de la pasión incorporada al amor juvenil. Sabe que
a esa edad y con un conviviente, las expectativas son totalmente diferentes,
más allá de que el deseo de compartir sea inexorablemente vital, amén de la
imprescindible cuota de amor, la que lleva implícita la necesidad de ir
transitando las etapas venideras unido a una compañía que debiera ser insustituible
por sobre todas las cosas.
*En su juventud y ante la aparición de hijos, las expectativas de
verlos crecer, estudiar, formar familia van de la mano con el pasar del tiempo
junto a ellos, es decir, acumulando años a su lado. En suma, crecer juntos.
*En cambio, en la segunda adultez, de engendrar hijos, se abrirá una
notable brecha entre éstos y sus progenitores. Inclusive en estos tiempos de la
juventud en que se compartían gustos con los herederos disfrutando casi como si
fueren del mismo tiempo.
*En la madurez adulta, el ámbito de los padres jaqueado por el tiempo no reviste en mismo entusiasmo
que otrora. Sin prisa pero sin pausa comienza a manifestarse el natural
desgaste físico que va menguando la
pasión que reviste a los jóvenes. Pero no hay regla sin excepción Consecuentemente
hay casos que rompen con los moldes, aunque son los menos.-
*De todos modos en esa edad, la pasión no será la misma pero va
acompañada por el sosiego que biológicamente atrapa a la persona en esa edad.
*La responsabilidad debe ser una constante, el respeto, algo
proverbial, la tolerancia, todo prioridad uno.- Por sobre todo, el
compañerismo, amén del diálogo imprescindible para lograr corregir diferencias
razonables en toda pareja, aceptando los errores y tratando de corregirlos. En
suma, desprendimiento sin soberbia, de estas actitudes que no se corresponden
con la
razón, la lógica y el sentido
común. Es indudable que la edad en este estadío, tiene una importancia capital,
nada puede ser igual a aquel tiempo que solo quedó en el recuerdo.
*Consecuentemente, la mesura propia de esa edad propone a la pareja un
ritmo de vida diferente de los años juveniles.
*Inevitable referirme a algo muy frecuente. Uno o ambos tendrán hijos,
algunos jóvenes, otros entrando a la siguiente etapa o más, situación a veces
impredecible ya que en principio la resistencia es algo muy común; aplicable
aquí la Ley de Física...la que en un momento reza:....todo elemento nuevo crea
resistencia...Creo que en el caso que ocupa nuestra atención, esto que es un
imponderable o una impronta, constituye en buena medida a formar
parte de esa relación. De esa nueva instancia.-
*Amor, apenas cuatro letras, que también se manifiesta en la edad
madura y naturalmente si involucra a dos personas que armonizan para la
conformación de una pareja, los riesgos no están exentos. De lado queda la
unión de dos personas que no cuentan con hijos. Algo excepcional, ya que si
bien no se conocen cifras puntuales, es común observar compromisos
matrimoniales en menor escala en este tipo de unión. Les corresponde de todos
modos, las generales de la ley. Precisamente por lo dicho anteriormente, he
puesto el acento en aquel tipo de matrimonios o convivientes, por ser los más
comunes.
*Es incuestionablemente diferente, la personalidad; los humores juegan
un importante papel. Tal vez ocurra que uno de los dos obre por
acostumbramiento y no por sentimientos que se corresponden a tal estado.-
Reitero: en estas circunstancias, la pareja no debe bajo ningún punto de vista
abandonar estas premisas que creo deben prevalecer ya que son insoslayables:
diálogo, respeto, consideración, tolerancia, comprensión, pero eso sí, que cada
uno respete su compromiso o juramento, cumpliendo como corresponde, sin
soberbia, con desprendimiento y/o entrega. Solo pequeños y disimulables yerros,
pueden comprenderse, hasta ahí nomás.
*Otra de las variables la constituye el hecho de que biológicamente las
personas ya a cierta edad comienzan a dar muestras- si no las poseían
antes- de principios de dolencias
físicas que naturalmente hay que asumir.- En la juventud no se piensa en eso,
pero ya en la edad madura los involucrados en este nuevo emprendimiento, deben
pensar que esto es propio del costo de vivir. Sin prisa pero sin pausa el
desgaste va horadando las defensas, para lo cual hay que aceptar la labor
inexorable del tiempo, la vitalidad no será la misma, una mezcla de
reminiscencias del pasado que contribuye sistemáticamente a establecer una
comparación que si bien se dice que esta
es odiosa, alguna imagen inolvidable del pasado, de ese tiempo en que la
entrega lo era incondicionalmente, aflora principalmente en los actos en que
los cuerpos se funden hasta el clímax. Entiendo que el sabor será diferente,
que el potencial físico no será el mismo de los tiempos juveniles- excepción a
la regla- en fin aunque esto no sea una constante, una razón biológica así lo
impone.
*Naturalmente y por lo que se ve y escucha, uno está en condiciones de
opinar, solo es eso ya que es materia opinable ante las evidencias, respecto de
que la Naturaleza dispone y predispone a las personas para que obren conforme las circunstancias.
*Es una etapa de acuerdo a lo que pienso y expongo, que posee
verdaderos encantos. Es incuestionablemente diferente a la otra edad. Sosiego y
mesura son manifestaciones muy típicas en la edad madura. Una singular manera u
oportunidad de comparar con tiempos otrora. La experiencia contribuye notablemente
para como mínimo, tratar de transitar el nuevo camino de la mejor manera
posible.
*Una expectativa en ciernes: Si se ha logrado armonizar razonablemente
sentimientos en común, se me ocurre que ambos deberán tomar conciencia de
semejante logro cuidándolo como un verdadero tesoro. Ahora bien, un tesoro
dije, que no es en semejantes circunstancias un bien económico en extremo
generoso, sería redundante desmenuzar sus componentes. Semejante consecución
merece especiales cuidados, actuando con humildad frente al menú de
oportunidades obtenidas mediante una
minuciosa labor.
*Ahora bien, los tiempos que transcurren muestran a mujeres y hombres
emancipados que están permanentemente en la vidriera. Cuidado entonces, a las
tentaciones cuando un compromiso y no potencial precisamente, nos abarca
significativamente. Alejarse de las ofertas promisorias cuando lo auspicioso lo
tenemos en casa. Dice la sentencia: …mejor malo conocido, que bueno a conocer…
*Amor a los cincuenta, entiendo que es una edad testigo desde la cual
parte una serie de compromisos entre gente emancipada- salvo excepciones- tan común en los tiempos
que corren.
*Tengo que referirme a algo muy concreto, real y que me cuenta como
protagonista ya que también soy un caso testigo por lo cual me corresponden las
generales de la ley, consecuentemente he hablado con conocimiento de causa, más
allá que en mi caso o el nuestro, el reencuentro con el amor ha sido en la edad
del adulto mayor. Se corresponde con el aprovechamiento de ese maravilloso regalo
que el destino otorga a veces al ser humano mucho mas allá de los cincuenta. No
será entonces que tal vez sea un desatino desaprovecharlo así porque sí, a
causa de que algo de susceptibilidad determina el deterioro de la relación. Si
ambos superan con sentido común
cualquier imponderable o impronta, la prioridad es la entrega, el
desprendimiento y la humildad, para no estropear con actitudes negativas esa
particular relación. Tal vez no haya otra oportunidad, claro mientras esta sea
inobjetable.
*Otra premisa para tener en cuenta: nunca debe existir la
subestimación de uno a otro; es una realidad innegable, una literal falta de
respeto y desprecio. Nadie obtiene el ciento por ciento de lo ideal…..lo que
falta a uno, lo tiene el otro.
*En suma, querido lector espero que esta exposición sea de su agrado y
por sobre todo: útil. Si así fuere, obrar en consecuencia.
Oscar
Rosario, Pvcia. de Santa Fe-
Argentina.
02.09.2013.-
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