jueves, 5 de septiembre de 2013

EL AMOR A LOS CINCUENTA...


*Una obra con tal tema, me fuera solicitada. Hasta ahora no se me había ocurrido pero el andar del hombre propone temáticas a veces no imaginadas.- No hay límites para el comportamiento del ser humano.
*Toda solicitud, para mí es un desafío toda vez que no se puede defraudar a quien confía en uno para satisfacer una entendible curiosidad o para conocer la opinión de alguien escudriñando condiciones del hombre no exentas de verosimilitud.
*En esta oportunidad y más allá  que el amor debe involucrar a todos los mortales, y en todo sentido en este peculiar caso se trata de encontrar el amor para consumar una pareja, un matrimonio o simplemente una convivencia mujer/hombre con la consabida cuota de este particular estado de algo más que cariño entre dos personas que desean formalizar una relación de neto corte sentimental. Pasado ya o recorrido algo menos de media vida, el amor reviste ya la singular particularidad que deviene de haber atravesado etapas en que ese especial sentimiento comienza desde temprano con la fogosidad, la pasión y la particular manera de enfocar tales sentimientos desde una óptica diametralmente opuesta con el extremo que supone enamorarse en la edad madura.
*En este momento de la vida, tanto mujer u hombre han ganado en la experiencia propia que la vida otorga, llámese destino, cualquiera de los dos o uno ha atravesado por uno o más estados de conformación de pareja, casados o en convivencia, viudez. Excepcionalmente soltería con experiencias notablemente diferentes a las otras.
*En la edad madura y hablo con conocimiento de causa, el individuo que inevitablemente va concatenado,  aunque tengo ciertas dudas respecto de la pasión incorporada al amor juvenil. Sabe que a esa edad y con un conviviente, las expectativas son totalmente diferentes, más allá de que el deseo de compartir sea inexorablemente vital, amén de la imprescindible cuota de amor, la que lleva implícita la necesidad de ir transitando las etapas venideras unido a una compañía que debiera ser insustituible por sobre todas las cosas.
*En su juventud y ante la aparición de hijos, las expectativas de verlos crecer, estudiar, formar familia van de la mano con el pasar del tiempo junto a ellos, es decir, acumulando años a su lado. En suma, crecer juntos.
*En cambio, en la segunda adultez, de engendrar hijos, se abrirá una notable brecha entre éstos y sus progenitores. Inclusive en estos tiempos de la juventud en que se compartían gustos con los herederos disfrutando casi como si fueren del mismo tiempo.
*En la madurez adulta, el ámbito de los padres jaqueado  por el tiempo no reviste en mismo entusiasmo que otrora. Sin prisa pero sin pausa comienza a manifestarse el natural desgaste físico  que va menguando la pasión que reviste a los jóvenes. Pero no hay regla sin excepción Consecuentemente hay casos que rompen con los moldes, aunque son los menos.-
*De todos modos en esa edad, la pasión no será la misma pero va acompañada por el sosiego que biológicamente atrapa a la persona en esa edad.
*La responsabilidad debe ser una constante, el respeto, algo proverbial, la tolerancia, todo prioridad uno.- Por sobre todo, el compañerismo, amén del diálogo imprescindible para lograr corregir diferencias razonables en toda pareja, aceptando los errores y tratando de corregirlos. En suma, desprendimiento sin soberbia, de estas actitudes que no se corresponden con la
 razón, la lógica y el sentido común. Es indudable que la edad en este estadío, tiene una importancia capital, nada puede ser igual a aquel tiempo que solo quedó en el recuerdo.
*Consecuentemente, la mesura propia de esa edad propone a la pareja un ritmo de vida diferente de los años juveniles.
*Inevitable referirme a algo muy frecuente. Uno o ambos tendrán hijos, algunos jóvenes, otros entrando a la siguiente etapa o más, situación a veces impredecible ya que en principio la resistencia es algo muy común; aplicable aquí la Ley de Física...la que en un momento reza:....todo elemento nuevo crea resistencia...Creo que en el caso que ocupa nuestra atención, esto que es un imponderable o una impronta, constituye en buena medida a formar
parte de esa relación. De esa nueva instancia.-
*Amor, apenas cuatro letras, que también se manifiesta en la edad madura y naturalmente si involucra a dos personas que armonizan para la conformación de una pareja, los riesgos no están exentos. De lado queda la unión de dos personas que no cuentan con hijos. Algo excepcional, ya que si bien no se conocen cifras puntuales, es común observar compromisos matrimoniales en menor escala en este tipo de unión. Les corresponde de todos modos, las generales de la ley. Precisamente por lo dicho anteriormente, he puesto el acento en aquel tipo de matrimonios o convivientes, por ser los más comunes.
*Es incuestionablemente diferente, la personalidad; los humores juegan un importante papel. Tal vez ocurra que uno de los dos obre por acostumbramiento y no por sentimientos que se corresponden a tal estado.- Reitero: en estas circunstancias, la pareja no debe bajo ningún punto de vista abandonar estas premisas que creo deben prevalecer ya que son insoslayables: diálogo, respeto, consideración, tolerancia, comprensión, pero eso sí, que cada uno respete su compromiso o juramento, cumpliendo como corresponde, sin soberbia, con desprendimiento y/o entrega. Solo pequeños y disimulables yerros, pueden comprenderse, hasta ahí nomás.
*Otra de las variables la constituye el hecho de que biológicamente las personas ya a cierta edad comienzan a dar muestras- si no las poseían antes-  de principios de dolencias físicas que naturalmente hay que asumir.- En la juventud no se piensa en eso, pero ya en la edad madura los involucrados en este nuevo emprendimiento, deben pensar que esto es propio del costo de vivir. Sin prisa pero sin pausa el desgaste va horadando las defensas, para lo cual hay que aceptar la labor inexorable del tiempo, la vitalidad no será la misma, una mezcla de reminiscencias del pasado que contribuye sistemáticamente a establecer una comparación  que si bien se dice que esta es odiosa, alguna imagen inolvidable del pasado, de ese tiempo en que la entrega lo era incondicionalmente, aflora principalmente en los actos en que los cuerpos se funden hasta el clímax. Entiendo que el sabor será diferente, que el potencial físico no será el mismo de los tiempos juveniles- excepción a la regla- en fin aunque esto no sea una constante, una razón biológica así lo impone.
*Naturalmente y por lo que se ve y escucha, uno está en condiciones de opinar, solo es eso ya que es materia opinable ante las evidencias, respecto de que la Naturaleza dispone y predispone a las personas para  que obren conforme las circunstancias.
*Es una etapa de acuerdo a lo que pienso y expongo, que posee verdaderos encantos. Es incuestionablemente diferente a la otra edad. Sosiego y mesura son manifestaciones muy típicas en la edad madura. Una singular manera u oportunidad de comparar con tiempos otrora. La experiencia contribuye notablemente para como mínimo, tratar de transitar el nuevo camino de la mejor manera posible.
*Una expectativa en ciernes: Si se ha logrado armonizar razonablemente sentimientos en común, se me ocurre que ambos deberán tomar conciencia de semejante logro cuidándolo como un verdadero tesoro. Ahora bien, un tesoro dije, que no es en semejantes circunstancias un bien económico en extremo generoso, sería redundante desmenuzar sus componentes. Semejante consecución merece especiales cuidados, actuando con humildad frente al menú de oportunidades obtenidas  mediante una minuciosa labor.
*Ahora bien, los tiempos que transcurren muestran a mujeres y hombres emancipados que están permanentemente en la vidriera. Cuidado entonces, a las tentaciones cuando un compromiso y no potencial precisamente, nos abarca significativamente. Alejarse de las ofertas promisorias cuando lo auspicioso lo tenemos en casa. Dice la sentencia: …mejor malo conocido, que bueno a conocer…
*Amor a los cincuenta, entiendo que es una edad testigo desde la cual parte una serie de compromisos entre gente emancipada-  salvo excepciones- tan común en los tiempos que corren.
*Tengo que referirme a algo muy concreto, real y que me cuenta como protagonista ya que también soy un caso testigo por lo cual me corresponden las generales de la ley, consecuentemente he hablado con conocimiento de causa, más allá que en mi caso o el nuestro, el reencuentro con el amor ha sido en la edad del adulto mayor. Se corresponde con el aprovechamiento de ese maravilloso regalo que el destino otorga a veces al ser humano mucho mas allá de los cincuenta. No será entonces que tal vez sea un desatino desaprovecharlo así porque sí, a causa de que algo de susceptibilidad determina el deterioro de la relación. Si ambos superan con sentido común  cualquier imponderable o impronta, la prioridad es la entrega, el desprendimiento y la humildad, para no estropear con actitudes negativas esa particular relación. Tal vez no haya otra oportunidad, claro mientras esta sea inobjetable.
*Otra premisa para tener en cuenta: nunca debe existir la subestimación de uno a otro; es una realidad innegable, una literal falta de respeto y desprecio. Nadie obtiene el ciento por ciento de lo ideal…..lo que falta a uno, lo tiene el otro.
*En suma, querido lector espero que esta exposición sea de su agrado y por sobre todo: útil. Si así fuere, obrar en consecuencia.

Oscar
Rosario, Pvcia. de Santa Fe-  Argentina.
02.09.2013.-




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