lunes, 16 de noviembre de 2015

NOSOTROS, LOS MIEDOS Y LAS FOBIAS.


 Miedo: sensación que nació con el hombre de manera de ponerlo a resguardo de posibles peligros. Es naturalmente imprescindible para poder vivir en sociedad. En ésta conviven todos los humores.
No es posible enfrentar la vida sin que esa sensación esté ausente. Aún en cualquier tipo de actividad donde el alto riesgo es una constante y  una cuota de temor invade al individuo.. Supongo que hará el máximo esfuerzo para superarlo, caso contrario no podrá encarar ningún propósito. Excluyo a todo aquello que no lo posea.
Creo que en distintos momentos de la vida se tiene miedo, a veces, terror. Desde niño aparece el llanto. Será miedo? Lo cierto que una inclinación a él se apodera de nosotros desde pequeños, reforzado por la inclinación de nuestros padres a que la educación no esté exenta de temores. Se advierte a los niños a que se comporten de manera correcta a través de la consabida amenaza. Con el tiempo las diferentes obligaciones van creando en el sujeto la problemática de la duda, de la desconfianza, todo relacionado con la necesidad de que se cumplan las expectativas, los propósitos. El miedo siempre está presente.
A quien no le pasó esto alguna vez?
Cuántas historias desde la creación del mundo, llenarían páginas enteras si hubiera maneras de conocerlas una por una. Tan solo conocer a través de la literatura y en todos los órdenes, el miedo ha estado presente. Los hechos más célebres, nos ubican un poco más de cerca a sus protagonistas por los que hemos sentido verdadera pena frente a lamentables situaciones.
La indiferencia de los provocadores del temor no dejaba duda alguna respecto de, nada les interesaba el sufrimiento por la aplicación de ciertos sistemas.
Imaginemos al pasaje de una aeronave en vuelo frente a la advertencia de la necesidad de un aterrizaje forzoso y la evidencia de que el transporte no demuestra una estabilidad razonable. Los niños frente a la presencia de un desastre meteorológico, el pavoroso incendio de un edificio, el inminente y anunciado impacto entre los vehículos.
Miedo a la noche, a la soledad, a encarar un trabajo delicado, la mujer en un parto y su esposo aguardando la llegada del bebé. Falta de seguridad o en todo caso de fe. La fe no se elabora, creo que forma parte de la personalidad. Temor a la muerte, al sufrimiento, a los ruidos de afuera cuando nos hallamos dentro de casa, particularmente de noche. A las tormentas, a la calle, particularmente cuando los hijos jóvenes salen a divertirse y hasta que no regresa, los padres pierden el sueño. Los más temerosos van a buscarlos para asegurarse del vandalismo existente.
Recuerdo  ahora aquella escena, según el Nuevo Testamento, donde Jesucristo invita a uno de sus discípulos a que camine sobre las aguas de un río; el hombre lo intenta pero se hunde y tiene miedo…Señor me hundo…El Maestro responde: hombre de poca fe. Si bien es cierto que resulta imposible realizar tal acción, queda demostrado que la fe debe imperar en todos los órdenes. Pero es también cuestión de personalidad, de circunstancias, del carácter de las pruebas a que se enfrente.
Cada uno invariablemente recordará momentos difíciles en su vida en los que el miedo era un protagonista a respetar. Es imposible no vivir sin miedo. Según la historia, Simón Pedro el discípulo amado de Jesús lo negó tres veces. Qué creen ustedes porqué?...pues quien dudaría que fue por miedo?. El timorato Pilatos también tuvo miedo de que el pueblo judío enterase al César de la debilidad de su representante.
No hubiera querido estar en la piel de tantas víctimas de los facinerosos emperadores romanos, en las arenas del Coliseo. Qué contradicción notable, por un lado los cristianos, condenados a muerte, por el otro, la turba aullante que disfrutaba con ese tipo de vergonzoso espectáculo.
Ubiquémonos en medios de las conflagraciones bélicas, invasiones con tropelías de toda naturaleza, bombardeos, campos de exterminio, cuántas demostraciones de miedo- como en la mayoría de los casos- sin una razón que justifique tamaño atropello y consecuentemente ya no miedo, tino terror.
Fobia: trastorno de salud emocional que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas.
Dentro de está temática me ha parecido más coherente o de mayor significación lo que se define como xenofobia y que se refiere a: odio o rechazo hacia algo que bien no es un trastorno de salud emocional, sí genera muchos problemas emocionales sociales y políticos. Odio a los extranjeros o extraños.
Casos puestos a conocer a nivel mundial dan cuenta de la horrorosa determinación que tomaron siniestros especímenes en este aspecto, desde aquellos que tomaron para sí de manera impiadosa a seres humanos para ponerlos a su servicio y someterlos de manera cruel por su raza, color de piel e ignorancia absoluta.
Odio y más odio en la conducta del frenético líder de la Alemania nazi (1939/1945). No solamente eso, sino que infundía temor a todo aquel que se animaba a contradecirlo. Hubo un caso de extraordinaria pavura que tuvo como protagonista principal por su investidura, a otro delirante: el Duce Benito Mussolini, premier italiano aliado de aquél.
Un yerno de este timorato incalificable, el Conde Ciano quien junto a un grupo de connacionales asociados para la resistencia, pretendió derrocarlo. Descubierto, fue ajusticiado por orden del nefasto nazi. El Duce, aterrado por la furia de Hitler ordenó además la ejecución de los complotados, actitud que le valió ganarse el odio de su propia hija y esposa, aunque al itálico, de esta última poco le importaba ya que tenía una amante: Clara Petacci. Miedo siempre miedo, para someter como en este caso, a impúdicos personajes que se incorporaron indebidamente a las huestes del demonio. Una determinación de singulares características, condición que nació con ellos, la constituye algo muy parecido o tal vez emparentado con lo otro: la discriminación. Odiosa actitud de todo aquel que por cuestiones de raza, de color de piel, de talla o de discapacidad, hace acepción de personas. Antaño, para ciertos para ciertos tipos de trabajo, se ponía el acento en estas cosas, como si las personas para poder insertarse en cualquier tipo de actividad debían obedecer a parámetros determinantes de su capacidad para obrar como tales.
En el Norte de América, por muchos años se discriminaba odiosamente a la gente de color. Para los racistas, la gente de color era consideraba como de cuarta categoría. Después que se rebelaron en Centro América, emprendieron la marcha hacia el país del Norte, Nueva Orleans precisamente. Ser negro de piel, suponía el estigma de proceder del África, desde fueron arrastrados alguna vez para utilizarlos como esclavos.
Con el andar del tiempo, las cosas fueron cambiando. Finalmente aún a regañadientes primó el sentido común quedando demostrado que cuando hay voluntad de cambio, realmente se puede. Grandes figuras en todas las disciplinas se destacaron y se destacan. En el arte, en la ciencia, en política, en el deporte. Quien hubiera dicho que en el 2015, un hombre de color iba a ocupar la primera magistratura de ese país.
El condenado a la discriminación lleva consigo una impronta como si de una estampilla o un tatuaje se tratase. Sin embargo, hay aún quienes hacen distinciones, afortunadamente una ley reprime esa falta, con lo cual todos tienen el mismo derecho. Miedo por un lado, fobia por el otro. Como una expresión de pretendido humor, el hombre no se priva de nada. Lo cierto es que siempre hubo y hay algún elemento para destacar. Razones hay. Es de esperar que a los más mayorcitos, luego de haber recorrido un largo camino, no nos sorprenda el miedo a la partida, más que nada al sufrimiento; sería imprescindible aceptar mansamente la realidad. El costo de vivir es ese. Los creyentes, debemos estar preparados sin miedo al encuentro ya no de la tierra prometida, como buscaban los hebreos, sino a una vida eterna donde sí, no dé temor a convivir con otros en una dimensión que sea como dijo alguien, volver al ámbito del vientre materno.
Por decirlo de algún modo, y el inevitable comentario, vivimos en una sociedad en la que buena parte de sus componentes constituidos ya sea como clase dirigente o simplemente en medio del poder económico, les importa un rábano proceder con una falta de escrúpulos que realmente mete miedo.
Considero que buena parte del mundo y con buena voluntad, tiene en sus manos la posibilidad histórica de reducir al máximo esta desgraciada condición. Del hombre depende.


OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe

Argentina- 16.11.2015.

viernes, 6 de noviembre de 2015

BASTA YA DE HIPOCRESÍA Y DE CINISMO


 Como de costumbre, la definición de los términos que en todos los casos forman parte del espíritu de la obra.
Hipocresía: fingimiento de sentimientos, ideas y cualidades generalmente positivo, contrario a los que se experimentan.
Cinismo: desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables (Fuente Google).

*Mucha tela para cortar desde siempre y que compromete severamente al hombre. Páginas y páginas se completarían si pudieran destacarse tantos actos que lo tienen como protagonista.
Todo aquel que a través de la literatura ha tenido  y tiene una inagotable fuente de material  para referir  al respecto, lo podrá certificar. Desde los más encumbrados hasta los menos, se han destacado por el uso y abuso de actitudes con ambos condimentos.
Pasó mucho tiempo, o como decimos, mucha agua corrió debajo del puente. No había que cambiar, ya que tal condición debió y de buena fe utilizarse al máximo. Deja muy buenas ganancias, sería para ellos, imperdonable abandonar esa práctica, Si a otros perjudica…ruego pasar vista por mi obra “El fín no o sí justifica los medios”.  Cuando algo se hace repetido, apelamos a aquel pensamiento o comentario inevitable: …a esta película ya la ví…Imagínense si tendrá vigencia.
En todos los órdenes de la vida, en la familia, en lo laboral, en la misma calle conforme al trato diario con nuestros congéneres: es una constante desde siempre. En las obras literarias o en el cine, se reflejan estos aspectos.
No escapa a esta práctica ruin, aún entre los mismos cónyuges, cuando obviamente la pareja no está bien avenida.
Ya estamos acostumbrados, de una u otra forma quien no se ha visto involucrado en tales cuestiones.
En todos los estamentos se apela  inescrupulosamente a esta mala práctica.  Las promesas son vertidas sin piedad. Si al que agravia le parece, apela a un discurso de protección, digamos de salvatage tratando de justificarse con una desfachatez que nace con él, como si estuviera formando parte de su cuerpo. Así las cosas.
Vayamos a meternos en el compromiso matrimonial. Cuestión demasiado fuerte si la hay. Refiero un trabajo, llamado “EL Matrimonio”, de mi autoría, a través del cual puntualizo respecto de la conducta que debe prevalecer en esa sociedad. No respetar tales premisas supone inevitablemente entrar en colisión con la moral y las buenas costumbres. Toda una gama de transgresiones aparecen consecuentemente, sería largo de enumerarlas, la mala conducta del ser humano en todo su esplendor.
A partir de esa falta de cumplimiento a elementales niveles de convivencia, surgen conflictos que deterioran la calidad de vida de aquél. Una gimnasia de la hipocresía y el cinismo constituyen el caballito de batalla de prácticamente toda la clase dirigente, en mi opinión no se salva ni el más noble ya que al permanecer en medio harto contaminado y sin contar con armas o aliados que salgan a combatir tales desviaciones de la conducta, se convierten taxativamente en cómplices de los depredadores de turno. Alegan no ser responsables de caprichosas actitudes de otros y así tratan de escapar por la tangente, mudándose de un cargo o puesto a otro, previa apelación al discurso hipócrita y cínico contando a su favor con una debilidad innata de sus conciudadanos: el olvido, o… el qué me importa…, si total son todos iguales.
Lo más triste es que tienen razón y cuánta!
Promesas por doquier, pareciera  que les hablan a seres irracionales que no tienen la posibilidad de entender.
Pero queda en evidencia que buena parte del pueblo insiste en la posibilidad de cambio a pesar de la experiencia que queda en el tamiz invariablemente.
Pareciera que estas condiciones están incorporadas en buena parte de la raza humana y obedece a la que llamo escala de valores o en todo caso a una muestra desde lo poco a lo mucho.
Descuento que debe haber pocos que no se enanquen en esto. Obviamente dejo un espacio, no para los susceptibles precisamente, sino para aquel que obra poniendo el corazón ante todo y que los hay, los hay.
La hipocresía y el cinismo calan hondo en el corazón del hombre, es como una herramienta pero a diferencia de esta, se usa con menos cotidianeidad, pero se usa y eso es lo lamentable. Encuentra a su paso víctimas propiciatorias donde hacer jugar sus perversas intenciones.
A medida que transcurre el tiempo y en lo que respecta a la franja política, encaramados en el poder gubernamental, vemos tomando conocimiento del uso y abuso de estas tristemente célebres debilidades de estos discípulos de Maquiavelo, o de Mefistófeles que a fuerza de promesas incumplidas van dejando a su paso una estela de expectativas, fracasos por doquier y se arrogan el derecho de declamar con total descaro, frases como las del innombrable arquetipo de la hipocresía y del cinismo, gobernando el país allá por la década de los 90, pero del sigo XXI, síganme, que no los voy a defraudar, o aquella con un desparpajo sin igual: Vamos mal, pero seguimos bien, (quién se anima a descifrar?) o la otra imperdible de: estamos entrando en el primer mundo, Pero lo que no tiene desperdicio, fue hablando en un acto en el Chaco y en una escuelita rural, sobre algo que nada tenía que ver con lo que necesitaban: en poco tiempo más, saliendo desde Buenos Aires, arribaremos al Japón en unas dos horas.
Como se advertirá, siempre en este orden aparece un avenido a patriota, que miente a más no poder y lo que es más grave que un séquito de sujetos de todos los niveles, se constituyen en funcionales al poder. Bueno, convengamos que muchos sacan ventajas y en consecuencia van detrás del mascarón de proa para esos fines. Lástima grande que una muy buena parte del pueblo tenga que aceptar reglas de juego con las que no está de acuerdo. Lamentablemente se especula inescrupulosamente con la forma de ser de buena parte de la sociedad.
Algo curioso y contradictorio. Cuando estos energúmenos al asumir hacen el juramento de práctica sobre los Santos Evangelios, el funcionario certificante expone: …”qué Dios y la Patria se lo demanden…” – Menuda burla, el Señor no sé, pero la patria ummm, prácticamente en la mayoría de los casos aún muy graves, mira hacia otro lado, la justicia, los legisladores también se hacen los distraídos: acá no ha pasado nada, está todo bien….Lo más grave, que los impresentables, tienen la posibilidad, cambiando de lugar, de seguir con sus “travesuras” apoyados por el pueblo ciego que olvida el pasado. Al parecer aquellos facinerosos  no apelan a la ley del mar cual es: barco que se hunde, capitán que se va con él al fondo del mar. O en todo caso a la japonesa, funcionario severamente cuestionado: corte transversal de panza.
En algunos lugares de Europa: cárcel para el transgresor y exclusión de por vida para actuar en política.
La hipocresía y el cinismo saltan a la vista cuando el ejercicio del poder es un fracaso.
Por estos lares hay muestras más que elocuentes de estar generado el consabido caldo de cultivo ya que la decadencia moral y material salta a ojos vista. Hemos retrocedido significativamente, mientras que países vecinos (no todos), han logrado avanzar logrando credibilidad y seguridad jurídicas, dos elementos de real valía en el concierto mundial.
Cuando duele la cabeza, el cuerpo no responde. Si lo de arriba está en mal estado, el resto no puede estar mejor. La clase dirigente se descompone y no hay términos medios. Una forma de anarquía enrarece el ambiente ya que los sistemas han salido de cauce. Nos encontramos con hipotética cadena de conflictos sociales que por ahora subyacen pero como el silencioso volcán que en el momento menos pensado entra en erupción.
Decía un amigo: pueda ser que algún día salga un tiro para el lado de la justicia, o aquello de que siempre que llovió paró. Tal como están las cosas, las armas para el lado de la dama con los ojos vendados están cargadas con proyectiles de fogueo; además llueve ininterumpidamente diluvia y no para. Se entiende, no?
Un alegato pero en serio, hipocresía y cinismo:  mi pedido es retírense a cuarteles de invierno, con creces han cumplido sus propósitos, basta de enseñorearse con lo débiles usados por ser ilusos, claro que por necesidad mediante. Una ecuación perfecta: ustedes necesitan de incautos para sobresalir y lo más grave, es que no les cuesta mucho encontrarlos
Quien puede dudar respecto de la existencia de estos componentes de la entidad madre: la maldad. El libre albedrío una vez más.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe
Argentina-  06.11.2015.