Todo tiene que ver con
todo decía un comentarista en tv. Esa premisa quedó muy atrás pero sigue
vigente en la realidad. Hay de todo en la viña del Señor. Acontecen sucesos
impensados, claro que nadie sabe puntualmente qué puede suceder en el día de
mañana. Está escrito o destinado dicen, pero puede o suele adivinarse.
Esta obrita se inscribe
en lo posible y puede que el contenido se hermane con la realidad.
En mi opinión no deja
de ser una hermosa historia más allá
de algunos severos tropiezos.
*AL COMIENZO
ENTONCES:
-Buenos días señorita
Belinda, soy Andrés Berazategui, padre del alumno Pablo con mismo apellido.
-Encantada señor.
-Usted puso una nota
en cuaderno de mi hijo, anoticiándome de que quería hablar conmigo.
-Sí es cierto, sé que
mamá no posee razón por la cual, dirigí a usted la nota. Motiva ese llamado el
hecho de que Pablo muestra una conducta que me preocupa. Una de las misiones de
todo docente es observar el comportamiento de sus alumnos tanto en clase como
en los recreos. Lo que pase cuando salen a la calle no es de nuestra
incumbencia, aunque por obvias razones si nos enteramos de algo preocupante,
los identificamos y llamamos a sus padres. Es una razonable cuestión de
principios.
Mire, Pablo en clase
no me preocupa, cumple, atiende y procede sin motivo de queja o seguimiento
especial; pero en los recreos se reúne con cuatro cinco chicos del mismo grado
y de dos de otro. Los he vigilado por comentarios de alumnas que los conocen
bien, que sus actitudes son incompatibles con cuestiones de moral. Tienen
ciertas conversaciones preocupantes referidas a drogas.
-¿Drogas, señorita
Belinda?
-Bueno, ante mi
insistencia las respuestas coinciden.
-Gracias por su
preocupación, lo hablaré hoy mismo con Pablo. Le informaré de lo que cuente.
-Pablo hijo querido,
la razón por la cual me llamó tu maestra es…
Le cuenta…Pablo lo
niega rotundamente, no es posible alega.
Lo veré con tu seño.
Cuidado entonces, no eches a perder mi trayectoria y tu vida. En todo caso
tengo que controlarte, espero no me defraudes.
-No pá…
Andrés, poseía un
estudio contable, con empleados y eso le
otorgaba prestigio. De lunes a viernes, él trabajaba, Pablo iba a la escuela en
un trasporte escolar que su
abuela luego del
desayuno, esperaba hasta que subiese en el rodado. Al regreso, ya estaba Andrés
en su casa, merendaban, charlaban, miraban televisión y a dormir. Los sábados
por la tarde al parque, al cine, o a algún lugar de atracciones. Los domingos,
un rato a la costanera y vuelta a casa. En uno de esos paseos y mientras
saboreaban un helado sentados en la plaza, había varios chicos conocidos de la
escuela sentados en unos bancos, de pronto apareció un sujeto joven en moto, se
paró frente a los chicos y comenzó a entregarles un papel doblado, a cambio ellos
pagaban. Así los quería agarrar, pensó para sus adentros, de esto se trata.
Tengo que vigilar, estos van a la escuela con Pablo. Andaré con cuidado.
Llega el viernes,
Andrés se prepara para salir, dejando a su hijo al cuidado de la abuela, quiero
comentar que mi esposa falleció hace 4 años.
Andrés hace su ingreso
a una confitería, cena y baile. De pronto ve a Belinda haciéndole señas para
que se acerque.
-Belinda¡¡¡
Alegría y sorpresa,
qué encuentro inesperado¡¡¡
-Venga Andrés que le
consigo un lugar al lado mío.
-Pero es que no hay
lugar.
-Haremos correr a las
chicas, total dentro de un rato cuando comience la danza desaparece la mitad.
-Gracias.
-Llamaré al camarero
para que le prepare lo concerniente a la cena.
Llega la hora de la
danza, todos a la pista para los temas movidos. Luego a media luz con luces de
colores titilando. Tanto Belinda como Andrés decidieron hacerlo pegado uno con
otro, cara con cara al estilo de los temas lentos. En mu momento dado, tan
apretados estaban que parecían una sola persona. En un momento Andrés desliza
su rostro y…crónica del beso anunciado. Así permanecieron un largo rato.
-Belinda llevemos dos
copas al jardín y allí podremos charlar mejor en privado. Se ha roto el hielo,
ahora si tú lo deseas proyectaremos lo pertinente.
¿Lo crees así?
-Sí, ya no puede haber
dudas. Y cómo haremos, ¿en tu casa o en la mía?
-Veremos, primero
tengo que arreglar las cosas del departamento que alquilé amueblado.
Así pasó el tiempo, Belinda
y Andrés comenzaron la vida en común. Con altibajos o sin ellos, el tiempo
trascurría como siempre pasa. No había de qué quejarse por el momento. Dentro
del tiempo determinado por la Naturaleza, Belinda ingresaría a la etapa de
embarazada. Iba a nacer un varón el que se llamarían Bautista. Pablo estaba más
que contento, no era para menos, estudiaba con una notable capacidad para
avanzar en eso que se proponía: quería ser contador y trabajar con el papá. A
todo esto, Belinda y Andrés tomaron la decisión de cambiar de residencia con el
propósito de alejar al joven de la mala junta. Así fue, solo contaba con un
amigo hijo de una
acaudalada familia con
el que estudiaban y se entretenían en la casa de uno de ellos, la
play en red era una
constante. Entonces poco o nada quedaba para controlar si no aparecían
conductas raras.
Al fin llegó Bautista,
hermoso bebé que era la locura de la casa. Todo iba cambiando paulatinamente.
No había nada
significativo para destacar, una vez terminada la licencia por maternidad,
Belinda volvió a la escuela, mientras que Bautista era atendido por una nodriza
recomendada.
Andrés entretanto era
acompañado un rato a la tarde, por Pablo y su amigo en la procura de
familiarizarse con las tareas de contabilidad, mirar, preguntar y nada más.
Una noche como tantas,
Andrés se acuesta para dormir, daba vueltas y vueltas y no podía conciliar el
sueño, cientos de acontecimientos pasados iban y venían por su cabeza. Belinda
notando la alteración de su esposo, lo invitó a levantarse y tomar un té
mientras charlaban.
Toma medio comprimido
de este inductor natural al sueño, no es droga.
Así hizo, luego se
fueron a la cama, Andrés se quedó dormido y…
-Noooooo, comenzó a
gritar!!!
-¿Qué pasa Andrés?,
¿pesadilla?
-Sí, horrible!!!
-Ven, te haré un poco
de leche con te de tilo, te hará bien, después si quieres me cuentas.
-Sí, te contaré. Soñé
que me llamaban de la guardia médica del sanatorio La Virgen María.
-¿Señor Andrés
Berazategui?.
-Sí, el mismo.-Mire,
usted tiene un hijo llamado Pablo, y está acá internado. Lo trajo una ambulancia
de emergencias acompañado de un patrullero policial junto a otro herido. Se
sabe que ambos jóvenes estaban asaltando una lujosa joyería en plena peatonal
Belgrano, para ello su hijo amenazaba al propietario con un revólver, mientras
que entre ambos cargaban en una bolsa, el contenido de joyas de alto costo
depositadas en una vitrina cerrada con llave.
Dese una puerta
aledaña y detrás de una cortina estaba el custodio quien sin mediar palabras
descerrajó varios balazos a Andrés en las rodillas y al otro en la espalda.
--Bueno salgo urgente
para allá.
-Soy el jefe de sala
señor, su hijo fue intervenido quirúrgicamente de ambas rodillas, quedará
imposibilitado para andar por sus propios medios, tiene los huesos destrozados
por proyectiles de una 45 mm.
-Dios mío, cómo puede
ser!!!
-Ahora está bajo los
efectos de la anestesia para cirugía.
Andrés prorrumpió a
llorar sin consuelo, balbuceando: de no ser por esto sería una hermosa historia.
Fue precisamente ahí
cuando despierta, llorando pero de alegría al darse cuenta que todo había sido
una horrible pesadilla.
-Ven Andrés, ve con
tus propios ojos que tu y mi Pablo, duerme plácidamente junto a los otros
niños.
-Gracias Belinda, tú
sí que eres una grande!!!
*FIN DE LA HISTORIA:
Hasta aquí amigos, en
mi modesta opinión el tema no da para más. Deseo como siempre sea de vuestro
agrado. Hasta otro encuentro.
OSCAR
Rosario, Pvcia. de
Santa Fe
Argentina –
23.03.2019.