Como de
costumbre, la definición de los términos que en todos los casos forman parte
del espíritu de la obra.
Hipocresía: fingimiento de sentimientos,
ideas y cualidades generalmente positivo, contrario a los que se experimentan.
Cinismo: desvergüenza o descaro en el
mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables (Fuente Google).
*Mucha tela para
cortar desde siempre y que compromete severamente al hombre. Páginas y páginas
se completarían si pudieran destacarse tantos actos que lo tienen como
protagonista.
Todo aquel que a
través de la literatura ha tenido y
tiene una inagotable fuente de material
para referir al respecto, lo
podrá certificar. Desde los más encumbrados hasta los menos, se han destacado
por el uso y abuso de actitudes con ambos condimentos.
Pasó mucho
tiempo, o como decimos, mucha agua corrió debajo del puente. No había que
cambiar, ya que tal condición debió y de buena fe utilizarse al máximo. Deja
muy buenas ganancias, sería para ellos, imperdonable abandonar esa práctica, Si
a otros perjudica…ruego pasar vista por mi obra “El fín no o sí justifica los medios”.
Cuando algo se hace repetido, apelamos a aquel pensamiento o comentario
inevitable: …a esta película ya la ví…Imagínense si tendrá vigencia.
En todos los
órdenes de la vida, en la familia, en lo laboral, en la misma calle conforme al
trato diario con nuestros congéneres: es una constante desde siempre. En las
obras literarias o en el cine, se reflejan estos aspectos.
No escapa a esta práctica
ruin, aún entre los mismos cónyuges, cuando obviamente la pareja no está bien
avenida.
Ya estamos
acostumbrados, de una u otra forma quien no se ha visto involucrado en tales
cuestiones.
En todos los
estamentos se apela inescrupulosamente a
esta mala práctica. Las promesas son
vertidas sin piedad. Si al que agravia le parece, apela a un discurso de
protección, digamos de salvatage tratando de justificarse con una desfachatez
que nace con él, como si estuviera formando parte de su cuerpo. Así las cosas.
Vayamos a
meternos en el compromiso matrimonial. Cuestión demasiado fuerte si la hay.
Refiero un trabajo, llamado “EL
Matrimonio”, de mi autoría, a través del cual puntualizo respecto de la
conducta que debe prevalecer en esa sociedad. No respetar tales premisas supone
inevitablemente entrar en colisión con la moral y las buenas costumbres. Toda
una gama de transgresiones aparecen consecuentemente, sería largo de
enumerarlas, la mala conducta del ser humano en todo su esplendor.
A partir de esa
falta de cumplimiento a elementales niveles de convivencia, surgen conflictos
que deterioran la calidad de vida de aquél. Una gimnasia de la hipocresía y el
cinismo constituyen el caballito de batalla de prácticamente toda la clase
dirigente, en mi opinión no se salva ni el más noble ya que al permanecer en
medio harto contaminado y sin contar con armas o aliados que salgan a combatir
tales desviaciones de la conducta, se convierten taxativamente en cómplices de
los depredadores de turno. Alegan no ser responsables de caprichosas actitudes
de otros y así tratan de escapar por la tangente, mudándose de un cargo o
puesto a otro, previa apelación al discurso hipócrita y cínico contando a su
favor con una debilidad innata de sus conciudadanos: el olvido, o… el qué me
importa…, si total son todos iguales.
Lo más triste es
que tienen razón y cuánta!
Promesas por
doquier, pareciera que les hablan a
seres irracionales que no tienen la posibilidad de entender.
Pero queda en
evidencia que buena parte del pueblo insiste en la posibilidad de cambio a
pesar de la experiencia que queda en el tamiz invariablemente.
Pareciera que
estas condiciones están incorporadas en buena parte de la raza humana y obedece
a la que llamo escala de valores o en todo caso a una muestra desde lo poco a
lo mucho.
Descuento que
debe haber pocos que no se enanquen en esto. Obviamente dejo un espacio, no
para los susceptibles precisamente, sino para aquel que obra poniendo el
corazón ante todo y que los hay, los hay.
La hipocresía y
el cinismo calan hondo en el corazón del hombre, es como una herramienta pero a
diferencia de esta, se usa con menos cotidianeidad, pero se usa y eso es lo
lamentable. Encuentra a su paso víctimas propiciatorias donde hacer jugar sus
perversas intenciones.
A medida que
transcurre el tiempo y en lo que respecta a la franja política, encaramados en
el poder gubernamental, vemos tomando conocimiento del uso y abuso de estas
tristemente célebres debilidades de estos discípulos de Maquiavelo, o de
Mefistófeles que a fuerza de promesas incumplidas van dejando a su paso una
estela de expectativas, fracasos por doquier y se arrogan el derecho de
declamar con total descaro, frases como las del innombrable arquetipo de la
hipocresía y del cinismo, gobernando el país allá por la década de los 90, pero
del sigo XXI, síganme, que no los voy a defraudar, o aquella con un desparpajo
sin igual: Vamos mal, pero seguimos bien, (quién se anima a descifrar?) o la
otra imperdible de: estamos entrando en el primer mundo, Pero lo que no tiene
desperdicio, fue hablando en un acto en el Chaco y en una escuelita rural, sobre
algo que nada tenía que ver con lo que necesitaban: en poco tiempo más,
saliendo desde Buenos Aires, arribaremos al Japón en unas dos horas.
Como se
advertirá, siempre en este orden aparece un avenido a patriota, que miente a
más no poder y lo que es más grave que un séquito de sujetos de todos los
niveles, se constituyen en funcionales al poder. Bueno, convengamos que muchos
sacan ventajas y en consecuencia van detrás del mascarón de proa para esos
fines. Lástima grande que una muy buena parte del pueblo tenga que aceptar
reglas de juego con las que no está de acuerdo. Lamentablemente se especula
inescrupulosamente con la forma de ser de buena parte de la sociedad.
Algo curioso y
contradictorio. Cuando estos energúmenos al asumir hacen el juramento de práctica
sobre los Santos Evangelios, el funcionario certificante expone: …”qué Dios y
la Patria se lo demanden…” – Menuda burla, el Señor no sé, pero la patria ummm,
prácticamente en la mayoría de los casos aún muy graves, mira hacia otro lado,
la justicia, los legisladores también se hacen los distraídos: acá no ha pasado
nada, está todo bien….Lo más grave, que los impresentables, tienen la
posibilidad, cambiando de lugar, de seguir con sus “travesuras” apoyados por el
pueblo ciego que olvida el pasado. Al parecer aquellos facinerosos no apelan a la ley del mar cual es: barco que
se hunde, capitán que se va con él al fondo del mar. O en todo caso a la
japonesa, funcionario severamente cuestionado: corte transversal de panza.
En algunos
lugares de Europa: cárcel para el transgresor y exclusión de por vida para actuar
en política.
La hipocresía y el
cinismo saltan a la vista cuando el ejercicio del poder es un fracaso.
Por estos lares
hay muestras más que elocuentes de estar generado el consabido caldo de cultivo
ya que la decadencia moral y material salta a ojos vista. Hemos retrocedido
significativamente, mientras que países vecinos (no todos), han logrado avanzar
logrando credibilidad y seguridad jurídicas, dos elementos de real valía en el
concierto mundial.
Cuando duele la
cabeza, el cuerpo no responde. Si lo de arriba está en mal estado, el resto no
puede estar mejor. La clase dirigente se descompone y no hay términos medios.
Una forma de anarquía enrarece el ambiente ya que los sistemas han salido de
cauce. Nos encontramos con hipotética cadena de conflictos sociales que por
ahora subyacen pero como el silencioso volcán que en el momento menos pensado
entra en erupción.
Decía un amigo:
pueda ser que algún día salga un tiro para el lado de la justicia, o aquello de
que siempre que llovió paró. Tal como están las cosas, las armas para el lado
de la dama con los ojos vendados están cargadas con proyectiles de fogueo;
además llueve ininterumpidamente diluvia y no para. Se entiende, no?
Un alegato pero
en serio, hipocresía y cinismo: mi
pedido es retírense a cuarteles de invierno, con creces han cumplido sus
propósitos, basta de enseñorearse con lo débiles usados por ser ilusos, claro
que por necesidad mediante. Una ecuación perfecta: ustedes necesitan de
incautos para sobresalir y lo más grave, es que no les cuesta mucho
encontrarlos
Quien puede dudar
respecto de la existencia de estos componentes de la entidad madre: la maldad.
El libre albedrío una vez más.
OSCAR
Rosario, Pvcia.
de Santa Fe
Argentina- 06.11.2015.
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