sábado, 2 de noviembre de 2013

CUANDO YA NO ESTE

*Llegamos al mundo, tenemos un término de habitación en él.  
* A lo largo del recorrido atravesamos distintas etapas, alegrías y tristezas se apoderan de nosotros y por extensión de nuestros seres queridos. No hay formas conocidas de cambiar un estilo de vida que nos rige desde la antigüedad.
*Cambios en los hábitos sin dudas conforme los tiempos, tránsito por distintas etapas de la vida que van modelando y templando nuestras expectativas.
*Así transcurre la vida, conforme la personalidad de cada  uno, la transitamos atendiendo nuestras obligaciones ya sea de trabajo, de estudios, de familia, amén del esparcimiento que no puede ni debe dejar de soslayarse.           
*Una enorme cuota de responsabilidades se apodera de nosotros. Como elemental, una buena dosis de cada condición positiva que está a nuestro alcance. Naturalmente que bien aprovechada contribuirá no solo a mejorar nuestra calidad de vida, sino a no generar rechazos por parte de aquellos que nos rodean.
*Entiendo que la premisa prioritaria es no dejar malos recuerdos luego de nuestra partida sin retorno. Una vieja sentencia reza: …si paso por la vida y no dejo huellas, para qué paso?...Pero como no advertimos una clara definición, procede según  mi opinión aclarar que las huellas no deberían bajo ningún punto de vista dejar evidentes muestras de toxicidad para que los recuerdos sean altamente rechazados. Para mí, pasan sin pena ni gloria.
*Desde pequeños por lo general somos educados con cierto grado de rigor, respeto, educación con la consabida cuota de exigencia que de ello deviene. Además insoslayable por cierto, es la obligación de nuestros padres enseñarnos a discernir entre el bien y el mal. Esta educación primaria está completada con la que se recibe en la escuela como faro orientador en este caso, de que lo que paulatinamente servirá para el comienzo de una nueva etapa por la que necesariamente se debe incursionar. La familia educa, la escuela enseña.
*Así sin prisa pero sin pausa, irá transitando la vida por momentos alegrías, por otros tristeza.
*A ciencia cierta sabemos que la vida del ser humano está conformada por varios ciclos, cada uno de ellos, particularmente en los extremos, tienen características diferentes entre sí.
*La constitución de un hogar, también juega un papel relevante en la familia, no solo elementos materiales, sino también la imprescindible cuota de amor que debe primar en ella. Así las cosas, y con el consabido sentido común, la vida transcurre aportando a cada uno las obligaciones propias de cada integrante de la familia, por otra parte conocidas. Las etapas para cada uno se van sucediendo. Los más jóvenes con expectativas de estudio, luego trabajo más tarde la conformación de una familia. Los padres también con obligaciones, ven transcurrir cada etapa desde la constitución del hogar, esposa, hijos y desde luego, nietos.
*Cada uno de sus componentes va perfilándose en expectativas a corto, mediano o largo plazo, dejando huellas indelebles a su paso. Tanto es así que todo elemento material de la casa tiene valor afectivo y ni hablar de cada una de las personas.
*Pero llega un momento en la vida de los hijos quienes por leyes propias de ella, echan a volar, les han crecido las alas. Así poco a poco la familia se va disgregando, decrecimiento vegetativo que le dicen. Casi por regla general, si están aún con vida, los papás entran en una de las últimas etapas decisivas ya a la hora del balance final. No escapa ni al menos avisado que la mirada de los ancianos está puesta en todos los recuerdos, lo materiales y los de los hijos desde pequeños.
*La verdad es que es imposible contener alguna lágrima que brota de los ojos de aquellos; pero la vida es así, y sigue su curso, no puede detenerse, no debe.
*Los hijos se fueron, ya formaron familia, algunos más, otros menos y lo más grave aún, aquellos que emigraron a otro país y nunca más verán a sus progenitores.
*Es inevitable, nos acercamos a la hora del balance final, vale decir que no hay ya  posibilidades de futuro inmediato y no hay vuelta atrás. Cada día en el que amanecemos es una más que la vida nos regala, máxime que estamos aún con posibilidades de seguir haciendo actividades que ellas nos permitan. La premisa: Morir de pie y no de rodillas.
*No quiero cerrar este capítulo con recomendaciones que ha menester a esta altura de nuestras vidas: En efecto y como corresponde, tanto el uno como el otro, sumaron sus esfuerzos en procura del bienestar de los hijos. Hoy hacen su vida, lo mismo que nosotros y nuestros ancestros, ellos crecen, nosotros en una carrera con limitaciones, casi sin futuro solo el día a día que no es poco.
Queridos hijos, sabemos que a una determinada edad, todo el que llega tiene poco margen, por lo consiguiente nuestros deseos son que acepten con naturalidad nuestra partida para la cual deben estar preparados, todo queda a merced de ustedes, hasta nosotros quienes caigamos tal vez en la pérdida de la razón. A lo largo de esta vida en familia, los bienes materiales han ido aumentando, cada elemento, cada rincón de la casa tiene un recuerdo. Aún con los ojos cerrados podemos reconocer el orden de cada uno de  ellos                                                                                                                              
*Nos iremos de este mundo, dejaremos todo, partiremos desnudos como llegamos a él. Será entonces cuando ustedes dispondrán de todos nuestros efectos y afectos materiales que atesoramos desde hace tanto tiempo. Dispondrán su desprendimiento regalando o malvendiendo lo que con tantas ilusiones y esfuerzos constituyeron junto con la propiedad, nuestro hábitat natural.
*Como colofón, les rogamos que nos dejen morir en casa no disponiendo nuestro depósito en esos lamentables y míseros antros de pre-muerte con el pomposo nombre de residencial para la tercera edad. En todo caso este final, si nos mostramos inmanejables.
*No lloren nuestra partida, es la crónica de la muerte anunciada. No somos eternos en la tierra y nos vamos con la ilusión de encontrarnos en la morada de los justos con familiares y amigos en una dimensión que si bien desconocida, entendemos es promisoria para los que allí arriben-
*Nuestros mayores anhelos: cuiden mucho a sus hijos.

Oscar
Rosario, Pvcia. de Santa Fe-  Argentina
01.11.2013.



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