Esta es una obra
que encuentra lugar en la serie de fantasías, pero que tiene muchos de
expresión de deseos. Quizás con el correr del tiempo se pueda convertir en
realidad, varios trabajos del mismo género reflejan mis anhelos y de aquellos
que están en mi tempo y los de la posteridad. Oportunamente elaboré una obra
que se refería a la presencia en la morada de los justos de un hombre que en la
tierra había optado por la disciplina ingeniería electrónica y fue aprovechado
para instalar un cable telefónico invisible y establecer una permanente
comunicación entre la tierra y el más allá. Los de arriba podían comunicarse
con los de abajo. Bueno, fantasía, ilusiones que vuelan en la imaginación de
muchos. Quien nos dice que alguna vez podrá ser posible con el avance de la
ciencia tecnológica, más los viajes espaciales que cada vez el hombre quiere
llegar más lejos. Alguien se preguntó una vez públicamente: ¿querrán llegar al
más allá?
*COMIENZO DE
LA HISTORIA:
(Protagonistas:
Ruperto Mendizábal, Artemio Córdoba, Catalina Flores, y otros de importancia
menor)
Ruperto
Mendizábal, viudo, tres hijos, cuatro nietos dos biznietos.
Transcurriendo
mi etapa laboral en el área Despacho de un laboratorio medicinal que atendía
las necesidades de las farmacias. Trabajábamos para varios laboratorios, cada
uno con sus marcas comerciales de productos medicinales conforme diversas
especialidades. Un negocio que cada vez da más ganancia habida cuenta que el
promedio de edad de las personas ha ido en aumento. Tengo que agregar que el
alocado ritmo de vida que se vive, las innovaciones tecnológicas de avanzada,
el consumo interno requiere dinero cada día más como consecuencia de políticas
económicas realmente deteriorantes para el común del pueblo. Todo hay que
renovar cada tres o cuatro años y eso implica inversiones económicas de alto
vuelo. Los hijos que exigen cada día más por algunos compañeros tienen este o
aquel aparato tecnológico de alto coste.
Todo y aunque
parezca mentira, en deterioro de la salud, las farmacias en red cada vez ocupan
más espacio, claro se ha incrementado notablemente el área perfumería. Ya estas
compiten con aquellas.
*PERO VAMOS A
LA HISTORIA:
Al promediar la
tarde, Ruperto solicita permiso- tiempo a devolver- para visitar a un amigo
internado en una clínica algo cercana. Tomó el coche y salió.
-Hola Santiago
cómo estás?
-Algo dolorido,
pero mejorando, en dos o tres días me dan al alta.
-Cuánto me
alegro.
Un catéter
pensé. Ummm. Quimio seguramente a juzgar también por la palidez del rostro. Sin
querer tropecé con un cesto papelero que se encontraba debajo de la cama
-Hola señor, mi
nombre es Ruperto y vengo a visitar a este amigo. ¿No le incomoda que le hable?
-No señor, mi
nombre es Artemio Córdoba. Estoy hace un tiempo acá y no mejoro, me
quiero ir pero casi no me puedo poner de pié.
-Tenga
paciencia, los males se sabe cuándo vienen pero no cuando se van. Para el
creyente, es la voluntad de Dios.
-Ruperto, usted
es el único que me visita y por eso necesito hacerle una confesión.
-Escuche:
-En primer lugar
le pido que tome papel carta y un sobre que hay en mi esa de noche; quiero que
le haga llegar una carta a mi familia avisándole como y donde estoy.
Le doy la
dirección y saque unos pesos para el franqueo.
-Falta más,
mañana la envío.
-Le contaré las
razones del porqué ya mi familia no sabe nada de mí. Desde muy joven comencé a
trabajar en una importante imprenta con tecnología de punta como se dice:
conmigo lo hacían dos jóvenes en calidad de colaboradores. Al tiempo, uno
de ellos renunció.
En su lugar
ingresó una dama de mediana edad, con amplios conocimientos del rubro.
La noté muy
atrevida, con un desparpajo total. En principio no me preocupaba.
Pero esa
despreocupación se revirtió al poco tiempo.
-Dime Artemio,
¿nunca traicionaste a tu señora? pregunta ella, Catalina.
-No jamás, no
tengo porqué, además no cuento razones para hipotecarme con nadie del
sexo opuesto.
-No sabes lo que
te pierdes.
-No tengo por
qué saberlo.
-Ya verás cuando
te haga probar como es la cosa. Cuando más le seas infiel a tu mujer, más la
vas a querer.
-¿No me digas?
-Un día de éstos
caerás y probarás, después no podrás separarte de la traición.
Así fue.
-Mira Artemio,
ya llega la cena, mañana me seguirás contando ¿comes solo o te ayudo?
-No, la camarera
me sube el respaldo y puedo solo.
-Hasta mañana y
qué descanses.
-Hasta mañana.
Al día
siguiente, nuestro benefactor amigo se apersona a la clínica como de costumbre.
Y la empleada de Informes lo llama.
-Señor, tengo
que comentarle que el Señor Artemio Córdoba dejó este mundo esta mañana.
-Dios mío, no me
diga. ¿Puedo pasar a la sala donde estaba internado?
-Mira Teresa, el
señor amigo de Artemio Córdoba quiere ver su sala.
-Que suba.
-Señorita, me
quiero despedir a mi manera de mi amigo.
Ingresó a la
sala, se arrodilló y apoyando la cabeza sobre la almohada lloró con un enorme desconsuelo.
Qué en paz descanses amigo. La enfermera al verlo tan compungido, le alcanzó un
vaso de agua.
-Lo siento
señor.
-Gracias
enfermera.
Salió a la calle
y la brisa lo reanimó, ingresó a un bar y pidió un expreso doble. Mientras lo
consumía se tomó la cabeza con sus dos manos y quedó pensando.
-Arrepentido
de veras… ¿pero de qué?, más
no podía haber hecho.
Al día siguiente
se apersonó a su empleo pero ya a jornada completa.
Llegó el día
sábado y acudió al cementerio, previo a averiguaciones hechas por teléfono a
varias cocherías con el fin de averiguar en qué lugar se hallaba sepultado. Finalmente,
dio con el lugar indicado, acudió a la administración y preguntó el lugar donde
Artemio, descansaba en su sepultura.
-¿Dígame señor,
cómo es que llegó acá si estaba separado de la familia y que yo supiera nadie
lo visitaba?
-El señor
Córdoba abonaba mensualmente una sepultura y los impuestos, entre sus
pertenencias halladas en la clínica, tuvieron acceso a esos datos. Le haré
acompañar para que conozca el sitio.
-Muchas gracias.
-Acá es señor.
-Me aguarda unos
minutos que voy a buscar al orfebre para encargarle una placa.
-¿Señor, me
acompaña?
-Sí, desde
luego.
-Para el martes
está terminada.
-Se la abono
ahora.
-Bien gracias.
El día martes
por la tarde Ruperto se apersonó a última hora comprobando que la placa estaba
ya colocada. Dejó una hermosa flor sobre la lápida, acto que se repetiría a
menudo. Se sorprendió al ver cada vez que iba, que había flores frescas en uno
de los floreros de costado.
-Bueno Artemio,
misión cumplida, te dejo una flor. Volveré en unos días.
-Eh Ruperto, no
te vayas.
-Queeeeeeeeeeeeeeé¡¡¡
-No te
asustes¡¡¡ quiero mejor dicho seguir contándote aquella historia inconclusa.
-Cierto.
-¿Pero es
posible Ruperto que puedas hablarme?
-Sí, Artemio,
tiene que ser así, tú eras un gran amigo y necesito me sigas visitando, pero en
secreto.
-¿Estoy soñando?
-No Ruperto, soy
Artemio y te debo el final de aquella historia que en la clínica no pude
continuar ya que la cena la interrumpía. Una tarde le pido a mi compañera que
me acompañe al depósito a buscar unos paquetes que subiríamos en un pequeño
elevador al piso del despacho.
Catalina, se
abrió la blusa mostrando sus abultados senos.
-Ufa, qué
calor¡¡¡
-Cuidado dije
yo¡¡¡ mira si baja alguno estamos perdidos.
-Nadie podrá
entrar, cerré la puerta con llave.
Se arrojó a mis
brazos y hombre al fin me dejé tentar por el Diablo. Así durante un buen
tiempo. Ya no solo en el subsuelo sino en su casa. Vivía sola.
Al tiempo, mi
esposa recibe un llamado anónimo advirtiéndole que yo ingresaba a menudo
en…
Mi esposa me
espió y se echó todo a perder.
Cuando llegué a
casa encontré toda mi ropa desparramada por el suelo en el jardín de entrada.
Una nota decía: traidor¡¡¡…(estoy arrepentido
de veras).
Me tuve que ir
de casa y estuve con aquella un tiempo hasta que desapareció; tampoco se presentó
más a trabajar. Me hice cargo del alquiler hasta lo de mi enfermedad. No hay
más para contar.
Ruperto, ya
avisé a tu familia de tu deceso y lugar de sepultura.
-Gracias por
todo Artemio.
Ruperto, siguió
visitando a su amigo, llevaba una flor y encontraba otras en el florero de
siempre. Pero…Ruperto ya no habló más.
*FIN DE LA
HISTORIA:
Hasta acá he
llegado con esta obra fantasía. No hay según mi estilo nada más.
Espero como
siempre les haya gustado.
OSCAR
Pvcia. de Santa
Fe
Argentina-
15.03.2019
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