miércoles, 11 de agosto de 2010

LO CONTARIO DE BONDAD.-

Naturalmente cada acción del hombre tiene una definición en el orden idiomático.-
Ésta, (la maldad) ornamenta de algún modo al hombre malo, que carece de bondad que debe tener.- Que se opone a la razón o a la ley; que es de mala vida y costumbres…y sigue.-
No cuesta mucho entender que no se pueden seguir dos caminos, el del bien y el del mal.- Cada uno merece un comentario, por razones obvias de diferente contenido.-
Aunque debemos respetar un orden que se me ocurre prioritario; parece que marca más, deja profundas huellas sobre aquel que se convierte en su víctima.-
Con el nacimiento de la raza humana y a poco de que los primeros habitantes históricos de la Creación, tiene que comenzar un peregrinaje mundano, lo que da lugar, sin prisa pero sin pausa, a un cúmulo de maldad que en forma cualitativa y cuantitativa, concuerda de igual modo con el grado de evolución del hombre.-
Transcurre el tiempo, no caben dudas que la maldad va sentando sus reales de forma si se quiere escandalosa, descontrolada, irrefrenable.- Pero Dios que veía con desagrado esa actitud desafiante, indiferente, indolente del hombre constituido cabalmente en esclavo del diablo, decide tomar la decisión eminentemente heroica de destruir la Creación.-
Acude a Noé y, evidentemente airado, le confiesa sentirse arrepentido de haber puesto en marcha el resultado de lo que en principio fue una ilusión.- Según lo que advertimos en las Sagradas Escrituras, Libro de Génesis, el Señor manifiesta a aquel patriarca, palabras más, palabras menos, que está cansado de la maldad del hombre.-
Me pregunto: en un mundo aparentemente pequeño, tal vez no mucho tiempo desde sus comienzos, ¿tanta habrá sido la maldad del hombre para que el Señor haya estado decepcionado?.-
No quiero ni pensar como se encontrará ahora frente a tantos años de existencia del mundo, multiplicado y muy generosamente el volumen de masa humana, que permite conocer la existencia de un número increíblemente incontable de seres que poblaron y pueblan la tierra.-
La maldad que fue y es representada de diversas maneras, se instalará definitivamente en la sociedad.- Involucra prácticamente a muy buena parte de la sociedad, salvando las distancias, claro está.-
No podemos soslayar a tantos, que lejos de haber pactado con Satanás, mentor de todo lo que va a contramano de los principios cristianos, dieron verdaderas muestras de entidad moral.- Sería imposible determinar fehacientemente a quienes tuvieron que pagar un alto precio por sostener esa filosofía que solo el Altísimo habrá recompensado en el reino de los justos.-
Poseer una calidad de vida compatible con aquello que más reconoce el Señor, pareciera aún desde el principio, que se constituyera en una verdadera hazaña y no en una obligación con la que implícitamente debe nacer el ser humano, que es quien posee la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo.-
Lamentablemente muchos de aquellos que optaron por no adherirse a prácticas demoníacas, soportaron tormentos de toda índole, hasta ofrendar su vida en aras de una conducta que sirvió de verdadero ejemplo.-
Aún cuando su comportamiento no se conozca a pleno, un párrafo especial dedicado a los mártires, muchos muy jóvenes, que enriquecen la historia religiosa en particular.-
Pero evidentemente la maldad no contempla o incluye solamente a aquellas figuras de un proceso de singular significado; compromete sin piedad a muchos hombres y mujeres de todos los tiempos.- No vacilan sus adeptos en rendir un culto impío al soberano quien desde luego cuenta con un buen número de seguidores cómplices, ¿cómo es esto?.- Según el Derecho, quien se involucra con un malvado y aprueba incondicionalmente sus actitudes, es responsable por omisión.- No nos cansaríamos de señalar conductas que adhieren notablemente a esta perversa práctica.- No escapa a esta condenable y deleznable actitud humana, todo aquel que desde su posición en la sociedad cualquiera fuere el rol que le toca cumplir hace de la maldad una innata devoción.-
Cuántas víctimas inocentes emergieron y lo hacen hoy como producto de subestimar al prójimo mediante procedimientos reñidos con las más elementales reglas de convivencia.- Mentirosos, hipócritas, adúlteros, corruptos, pedófilos y especímenes de la peor calaña quienes por su naturaleza desvirtúan doctrinas diametralmente opuestas a la racionalidad.-
Invariablemente nos tendremos que detener en analizar esta actitud realmente inhumana y desprovista de amor hacia el prójimo.-
Han existido y existen - tal vez en aumento - tantos hechos de un abierto desafío a las premisas que de antiguo se formularon respecto de la verdadera conducta que debe observar el hombre.-
Pero no debemos dejar de lado un detalle de capital importancia y que lamentablemente desde los estamentos específicos no se hace referencia alguna.- Es preciso repasar la historia desde el paladín de la justicia, de la humildad y en síntesis del verdadero dechado de virtudes, sí, al Él quiero referirme: el Maestro Jesús y hasta el último de sus apóstoles.-
Indudablemente que luego de la partida del último apóstol no aparecen para la consideración general, elementos ilustrativos de una conducción que se corresponda en forma fehaciente con el inconmensurable gesto del Padre Eterno y su hijo.- No podemos dejar de reconocer la fisura inmensa que aparece por un tiempo demasiado prolongado a través del cual la figura de Jesús quedó relegada, habida cuenta de tanto abandono a su memoria.- Ello se deduce ante el aparecer de figuras altamente representativas que alcanzan a demostrar la maliciosa falta de continuidad de la obra cristiana.-
Abunda sobremanera, bibliografía respecto de la conducta de referentes puntuales de antaño, con gran prevalencia en España, que fue la patria madre de la tristemente célebre inquisición.-
Con el advenimiento del protestantismo, en todo caso hugonotes, severas, crueles y cruentas represiones dan una acabada muestra de una maldad que no se corresponde con la filosofía cristiana.-
Saliendo de este panorama desolador, nos adentramos en los tiempos actuales.- ¿Qué cambio no?.- Sin lugar a dudas cambian los tiempos, severos llamados a la reflexión mediante grandes y graves acontecimientos, en donde el hombre tuvo y tiene oportunidad de mejorar la calidad de vida del universo, no han hecho más que crear indiferencia y egoísmo a despecho del sufrimiento que padece la humanidad casi en su conjunto.-
Precisamente, en estos días (Agosto 2010), se recuerda la maquiavélica, abominable y cruel sin piedad destrucción impensada, de dos ciudades japonesas por parte de una potencia con pretensiones o en todo caso avidez de mesiánica, napoleónica o hitleriana.-
Uno de los tripulantes de la aeronave de guerra Enola Gay, que atacara Hiroshima, tuvo el descaro de decir “que lo haría otra vez”, ya que esa era en principio, la única manera de poner fin a la contienda bélica entre esos dos países.- Menuda salida salomónica, o tal vez cortar por el nudo gordiano.- Este despreciable sujeto viejo ya, cercano a la partida de este mundo, debería cerrar el pico y pedir perdón.- Si ellos no sabían qué máquina infernal transportaban para arrojar sobre un blanco determinado, bueno bajo la idea de la obediencia debida podría quizás contemplarse el cumplimiento de una obligación, pero pavonearse como cruelmente lo hace, demuestra a las claras que la maldad anida en su corazón.- Había una película argentina de la década del 40 que se llamaba: “Que el cielo la juzgue”.- Entendido no?.-
Sería largo enumerar el deterioro moral y/o físico que produce esta conducta en la mayoría de los seres humanos.- Una interminable cadena de actitudes en donde la maldad juega un papel altamente significativo.-
Cada uno sacará sus propias conclusiones en virtud de la afectación que lo tuvo como víctima de turno en forma directa o indirecta.-
En los tiempos que corren, la sociedad nos da permanentes muestras de que poco le interesa incorporar cambios o dar la espalda a un aluvión de ritmo frenético que no repara en medios para justificar los fines que persigue.-
Tanto es así que asistimos tal vez impávidos a conductas de una calidad a la que no estábamos acostumbrados.-
Desde luego que la avidez de consumo de cosas nuevas no les permite vislumbrar los riesgos que emergen de conductas que revolucionan todo un clásico sistema de vida.-
No para bien seguramente.-
Nuevos emprendimientos que dan por tierra reglas de sana convivencia.- El egoísmo no exento de maldad en mayor o menor grado contempla adherirse sin miramiento alguno a prácticas muchas veces reñidas con la moral y las buenas costumbres.-
Nuevas tendencias que tienen como protagonistas a gente joven y aún no tanto, que han roto hace ya tiempo con un modelo de vida que hoy yace perimido y sin atisbos de retorno a bellas épocas.-
En ellas no estaban expuestas alegremente como hoy, como una constante.-
En mi modesta opinión, un cambio de conducta debería llevar consigo una mejora en la calidad de vida, cosa que no se aprecia a pesas de las constantes prédicas que se efectúan por distintos canales.-
El lamentable resultado de este nuevo modelo, está a la vista.- Compromete no solo a sus protagonistas sino que al propio tiempo lo hace con parte de la sociedad, familia incluida.-
Pero lo más grave aún es el desparpajo que ostentan al tratar de justificar su estilo de vida.- Para ellos, los que por su edad no concuerdan con filosofías que entienden como de tiempo pasado, hemos vivido y vivimos de manera equivocada.-
Ahora la gran pregunta: Para aquellos que conocimos, fuimos protagonistas también de trasvasamientos generacionales, no fuimos clase dirigente, vivíamos casi sin zozobra, con escasos niveles de violencia; en suma, no estábamos menos preocupados?.- No se vivía mejor más allá de no contar con tecnología como la de hoy y otro estilo de vida?.- Cada uno hará su propia lectura.-
Como corolario: Aboguemos para que reine el sentido común y afloren ya, el amor al prójimo, traducido en: más dialogo, comprensión, tolerancia, no intentando bajo ningún punto de vista algo que no debe olvidarse o descuidarse jamás, más allá de todo tipo de moda que se imponga, cual es el respeto a la familia.- Una consideración que aún desde tiempo inmemorial, la tiene como pilar básico de esa institución.-
A reflexionar y obrar en consecuencia.-


Oscar - Agosto 2010.-

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