sábado, 21 de agosto de 2010

LOS MÁRTIRES

Una vez la conducta humana nos obliga a incursionar casi, desde el comienzo de la historia a esta cuestión.-
En ella está incluido todo aquello que fuera comentado oportunamente, es decir, sentimientos, pensamientos, acciones.-
Mártir: Persona que padece muerte en defensa de la religión.-
ó: Persona que padece grandes afanes o desvelos.-
ó: Persona que padece mucho en defensa de otras creencias, convicciones o causas.-
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Al referirnos a los seres humanos víctimas de los demonios sin piedad, advertimos aquellos que no encajaban en planes satánicos.- Consecuentemente, el mejor camino para acallar sus voces, su comportamiento y su fidelidad a la creencia con la cual alimentaban el espíritu, era someterlos a vejámenes y luego a la muerte.- La lealtad, particularmente de referentes cristianos, era tal que preferían ser sometidos brutalmente, antes que renunciar a sus principios.- Había que destruirlos, a través de métodos crueles, impiadosos; rebela pensar respecto de la impotencia emergente, frente a tamaña resolución de aquellos que se constituían en propietarios de bienes y haciendas…claro, también de la vida humana.-
En síntesis, respecto de adoración a dioses que no eran compatibles con sus mefistofélicos íconos, suponía literalmente la eliminación física de aquel que osaba contradecirlos en tales cuestiones.- Entonces, la apelación al martirio era una constante.-
Dejando aquel triste pasado, advertimos hoy que a pesar del tiempo transcurrido, algunas versiones de conductas despóticas, se alimentan de víctimas de turno tal cual se tratase de una adicción.- Convengamos, claro está que con métodos sutiles.- Una versión moderna de sometimiento, una aplicación hipócrita, cínica, descarada; la infaltable falta de justicia social que caracteriza a las actividades maquiavélicas, salvando las distancias, lo que se ha instalado groseramente hasta constituirse en un mal epidémico…decir en franco aumento es no ajustarse a la realidad; en todo caso un aluvión de prácticas infames.-.-
Al referirme a lo contemporáneo, se me ocurre que los damnificados de turno a raíz de prácticas infames - sin palabras para referir su gravedad - encajan en la última acepción, conforme nuestra regla idiomática.- Una impresionante cadena de sufrimientos da lugar a entender que no puede ser de otra manera.- Frente a esto rebela pensar en la pertinaz obcecación de aquellos que alientan o generan tales prácticas, que a fuer de asumir el carácter de comunes, se convierten en normales.- Consecuente no gravitan en sus conciencias, con el agravante de que, son hipócritas, cínicos, perversos consuetudinarios sin mesura, ya que es innegable que prima en ellos, entender que sus conductas son las apropiadas para cada circunstancia.-
Asistimos impávidos a un desgarrador cuadro de situación; este atentado a la razón compromete a toda la clase dirigente ya sea política, religiosa, etc. etc. , creo que no hay excepciones, ya que el que no obra directamente consiente en ello, también está comprendido.- Apetencias personales, incapacidad, indolencia, priman en los tales, encegueciéndolos gravemente como para no ocuparse razonablemente de los menesteres que en su función específica llevan implícitos.-
En el párrafo anterior hago mención de una situación que compromete de veras; si bien a lo que voy a referirme no está incluido puntualmente en la definición según nuestra regla idiomática, puede contener algún correlato.- No es menos cierto que en nuestro caso - como país- en particular, una importante franja poblacional, tomando como base un principio piramidal, ocupa la más significativa, en cuanto a volumen conforme la figura geométrica.-
Claro está, con el correr del tiempo la incapacidad, la desidia, el qué me importa, de las cuales hace gala con actitud perversa la casi totalidad de la clase dirigente política (más que ninguna), ha contribuido sensiblemente al deterioro moral y físico de una clase social abandonada a su suerte, implorando permanentemente para como mínimo tratar de mejorar su estándar de vida.-
Otra en cambio, si bien está bajo el nivel de la pobreza, vive constantemente subsidiada a expensas de que las autoridades distraigan recursos de indebidas arcas para sostenerlos y subyugarlos a su antojo.- La premisa de esta clase, nueva versión de un mal que aparece como endémico, es que las autoridades tienen la obligación de asistirla.- Riesgo inminente: hipótesis de conflicto social.- Vaya si sabemos de qué se trata.-
Pero no nos engañemos, estos pseudos mártires con intelecto cero, son cautivos de un perverso sistema, que sí condena irremediablemente, sin vejaciones, ni torturas a buena parte de sus hermanos.- Obvia mencionar de quienes se trata.-
Si, muchos de ellos, más cerca del arpa que de la guitarra (perdón por el pretendido humor), son literalmente excluidos de toda consideración y respeto, sobre los cuales, los mandamases de turno y sus ad-láteres, se lamentan a moco tendido que el promedio de vida haya crecido de forma tan notoria.- Lo único que les falta a estos desvergonzados, es repetir aquella frase incongruente pero algo risueña que dice: los viejos se tendrían que morir cuando nacen.-
Aguardamos aunque pacientemente, prime el sentido común en aquellos que tienen a su cargo obrar con ecuanimidad, de forma tal que impere la cuota necesaria de justicia social a propósito de que quede sepultada definitivamente una conducta inmisericorde que no merecemos.-
Creo entender que el tema no aporta - por sus especiales características - más material para desarrollar, quedando en todo caso la esperanza de que sobreabunde el sentido común, menguado hoy sin lugar a dudas.- Que el sufrimiento a nivel de masa quede de una buena vez sepultado y para siempre como un desgraciado recuerdo.-
Dios se apiade de nosotros y que por y para siempre el hombre, respetando incondicionalmente los designios del Altísimo, no siga constituyéndose en partícipe necesario de un estilo aunque afortunadamente no dimensionado, de martirologio.- Suena fuerte, pero es imprescindible bajarle el tono de manera tal que a nivel país, el mundo que nos mira permanentemente modifique su manera de pensar respecto de nosotros.- No nos merecemos este lacrimoso comentario.-

Oscar - 21 de Agosto de 2010.-

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