Hay de todo en la viña
del Señor, reza una vieja sentencia. Y vaya si es cierto. Esta historia si bien
se cuenta como una supuesta realidad, puede suceder y poner de manifiesto la
maldad de muchos sujetos miserables al máximo, inescrupulosos e impíos. Bueno
la ética, la moral y las buenas costumbres se han salido ya de madre. No
podemos detener esta cadena de horror que se ha desatado desde tiempo atrás sin
solución de continuidad.
*A LA HISTORIA
VAMOS:
Marina Sandoval mi
nombre, hoy con 75 años, viuda, tres hijos, nietos y un biznieto.
Me remito desde ya a
la juventud en sus comienzos. Mis padres poseían una posición económica
envidiable lo cual nos permitía vivir una vida confortable. Yo fui hija única y
la mimada de ellos que me cuidaban como si fuese una muñeca de porcelana.
-Marina, ¿te gustaría
hacer un crucero como regalo de los 18 años?
-Sí claro, una
maravillosa experiencia, ¿adónde iríamos?
-Bueno saliendo desde
Buenos Aires, recorriendo hasta el Sur. Pasando Estrecho de Magallanes a Chile
y hacia arriba dando la vuelta y regreso.
-Saldremos en unos
días, compraré los pasajes, a preparar la ropa ya le diré a tu madre.
En efecto, días
después, nos embarcábamos en un vapor especial para lo que se ha dado en llamar
crucero, más allá de que así se llama la travesía. Mi padre muy conocedor de
este tipo de cosas, compró pasajes para segunda clase. Un ambiente
espectacular, todo tipo de servicio, camareros impecablemente vestidos,
piscina, salón de belleza, teatro, cine y tres salones separados para baile.
Un salón exclusivo
para damas, otro para caballeros, otro para jóvenes. Marina se reunía con ellos
departiendo hasta concluir en el salón de baile hasta altas horas de la noche.
La joven conoció a un joven colombiano, de buen porte y modales, moreno de ojos
verdes. Inevitablemente la cháchara del mozo la sedujo, terminando en la
crónica de la entrega anunciada. Madrugada tras madrugada, terminaban una vez
en el camarote de ella o de él.
-Bueno Marina, llegó
la hora de despedirnos, falta poco tiempo. Una verdadera pena terminar así.
Pero te prometo que en poco tiempo viajaré a tu país para terminar mis estudios
en Medicina, por amor a vos me quedaré para compartir este amor que no tendría
que finalizar. Llegó el momento, la nave echa amarras pero antes de descender,
Javier el colombiano entrega a Marina una cajita forrada en seda rosa con un
moño cerrándola.
-Ábrela cuando llegues
a tu casa, hasta pronto.
Despedida con besos,
abrazos y lágrimas y el dolor de la separación, ahí presente.
Tanto la mamá como el
papá de Marina, sorprendidos por la escena de que eran testigos. Marina no pudo
esperar y encerrándose en su camarote procedió a la apertura de la misteriosa
caja. Con manos temblorosas procedió a abrirla, sacó un pequeño papel blanco
escrito a mano en que se leía: ha sido un verdadero placer compartir contigo
tantos bellos momentos pero tengo que comunicarte que soy portador de HIV.
Marina dejó caer la caja al suelo. Tierra trágame expresó, me quiero morir.
Salió aceleradamente en busca de su amiga Felisa para contarle la novedad.
-Mira Marina, iré a
plantear este problema a mi tío Eduardo, él tiene años de profesión y ha
incursionado por distintas especialidades. Iré ahora y te llamo.
-Felisa, mientras
tanto buscaré a mi confesor, el R.P. Sotomayor.
-Padre, le contaré en
confesión la gravedad del problema que me desespera.
Luego de escuchar, el
sacerdote recomienda a Marina que participe a sus padres de la novedad.
-No puedes ocultarles
esta novedad. De hacerlo, la espada de Damocles penderá sobre ti por el resto
de tu vida. El reproche sobre el hecho consumado traerá más pesar sobre tu
vida. Yo como vicario de Cristo debo más allá de gestionar su perdón, tengo que
administrarte paz, fe, paciencia y aguardar que el Señor decida al respecto. Ve
hija y por mi parte rezaré por una pronta resolución del problema.
Llega la noche, el
papá de Marina se acomoda en un sillón para hojear el periódico, mientras la
mamá le sirve un café.
-Padres, seguro
ustedes se han dado cuenta de mi estado de ánimo deplorable.
-Sí, interviene la
mamá, quizás la despedida y separación del mozo que te acompañaba en el viaje,
te haya provocado ese estado de ánimo.
-Mamá y papá, no es
precisamente la separación lo que me preocupa, tengo que confesarles algo que
en sí es muy grave. Fui a confesarme con el R.P. Sotomayor y me aconsejó que
hablara con ustedes. Y así lo hago.
Silencio de muerte. Finalmente
es el padre quien toma la palabra.
-Marina, nosotros con
tu madre, más una vez ya un poco antes de la edad que tienes hoy, no
descartábamos nunca, una equivocación que contagia a los jóvenes como una
endemia. Ahora se ha dado. Inequívocamente. Consecuentemente, no te haremos
reproches que solo contribuyen a que el problema sea doblemente peor. ¿No es
así, Elvira?
-Sí, pero ahora frente a la realidad, me resisto a
creer. Pero el daño está instalado y a pelear.
-Gracias padres por
entender.
-Hola Marina, ya hablé
con tío Eduardo. Quiere hablar con ustedes.
Llegó la noche, familia
entera en casa del Doctor Eduardo, tío de Felisa. Este los recibe, ordena a su
doméstica les sirva café de la cafetera habilitada.
-Familia: muchas
gracias que hayan venido a consultarme. Felisa me contó el problema y me pidió
ayuda. Acá estoy a disposición de ustedes. Bien, ya no hay vuelta atrás, quiero
comentarles que estoy suscripto a una revista mensual de la Organización
Mundial de la Salud, consecuentemente estoy al tanto de la información de los
laboratorios medicinales reconocidos por aquella. Hay una expectativa realmente
auspiciosa respecto de esa cruel enfermedad. Doce voluntarios, enfermos fueron
inoculados de a dos en dos y separados por estado. Comprobar así el
comportamiento de la enfermedad en varias regiones y celosamente custodiados:
excelente resultado, con decenas de análisis de sangre. Simultáneamente,
trabajan con el antídoto para evitar contagios. Pero preservar, esa es la
premisa. Si una persona entra en contacto sexual con otra no le va a pedir
certificación con análisis, para saber si está sano. Buenas y alentadoras
noticias. A esperar con fe, hoy no se puede decir que la ciencia está cruzada
de brazos.
-Hola Reverendo, acota
el papá de Marina…le cuenta lo hablado con el Dr. Eduardo.
Mire hermano Sandoval,
conozco un sitio, como una organización de la Iglesia, para albergar
exclusivamente a ese tipo de enfermos. Algo muy privado, todo familiar de ellos
deberá guardar silencio.
Tiempo después el Dr.
Eduardo llama a la familia Sandoval.
-Ya recibí el
medicamento, el laboratorio que lo produce lo envió con un médico químico,
quién se quedará un tiempo para comprobar en sitio, el resultado del producto.
Hoy mismo comenzaré con el ataque.
Y así fue durante casi
un año con controles de análisis hasta que los resultados determinaron la suspensión
de la inoculación del producto medicinal. El especialista del laboratorio,
siempre siguiendo de cerca los tratamientos. De todos modos los controles
siguieron por un tiempo hasta que ya no quedó duda alguna sobre la desaparición
del mal en cuestión. El Doctor Eduardo, envió los resultados al laboratorio
productor tanto del medicamento curativo como el antídoto.
Ya pasado un tiempo
Marina rehabilitada al fin e inspirada por las primicias, cambió radicalmente
de forma de pensar y vivir. Agradeció por mucho tiempo a todos. En un tiempo
más encontraría al hombre que consideró realmente el indicado para compartir su
vida. Le contó su historia y él con mucha reserva pero por respeto a ella, se
hizo el análisis respectivo. Esa certificación consideró imprescindible
mostrarla en una reunión a todos los intervinientes que se solidarizaron con
ella para despejar dudas. Finalmente nuestra sacrificada protagonista contrajo
enlace con el joven, aportando a la familia, una serie de herederos y dando por
cumplida su intensa lucha que la tuvo presente en el antes y el después.
*FIN DE LA HISTORIA:
Dura, difícil,
sorprendida en un su buena fe por un
miserable al máximo que perverso sin escrúpulos, lejos estuvo de cumplir su
promesa de radicarse en la ciudad de residencia de Marina, como para nó…..
OSCAR
Rosario, Pvcia. de
Santa Fe
Argentina- 14.07.2019.
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