miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA RADIOFONÍA

 Una vez más, toca referirme a un medio de difusión que marcó toda una época en la historia de la información, la cultura, el deporte, el arte, etc. etc.-
Hace su aparición a partir del brillante descubrimiento del recordado inventor italiano Guglielmo Marconi, allá por el año 1874 aproximadamente.- El toque final a esta invención estuvo a cargo de dos inventores de la época, Fleming y Fessenden.-
Emisiones muy elementales, hoy muy poco conocidas, fueron logradas por un humilde dispositivo llamado radio a galena.- Las explicaciones técnicas, fotos y planos, aparecen en cualquiera de los buscadores naturales de Internet, a los que se puede acceder.-
Este revolucionario invento concita espectacularmente la atención del hombre por entonces, Una forma ya condensada de emitir programas de información, etc. a través de un mueble generalmente de madera y con un complejo conjunto de dispositivos eléctricos y/o electrónicos en su interior; al encenderse generaba asombro, alegría, expectativas y/o emociones muy propias de este revolucionario agregado a la familia.-
Cabe señalar que por entonces todo aquel que contaba con el aparato en cuestión, se constituía de algún modo en un privilegiado.- Cuántas reuniones se habrán llevado a cabo en esos domicilios con la presencia de vecinos también ávidos de compartir las emisiones nocturnas de históricos radioteatros.- Si queda algún memorioso de aquella época, no podrá dejar de recordar uno que marcó todo un tiempo inolvidable: “Por las calles del olvido”, con el agregado de un cantor que entonaba un vals con el mismo título: Alfredo Arrocha.-¡Qué época!.- Director Arsenio Mármol.-
Por regla general y como un ritual, la familia en pleno se reunía en almuerzos y cenas a compartir con la radio; en los primeros era inevitable oír la voz de quien emitía el “Repórter Esso”, o aquel que leía el Boletín Sintético de Radio el Mundo.-
Excepcionales programas radiales con artistas, músicos y locutores “en vivo”.- Todos cultores de su oficio que ya parecen irrepetibles.- Habrá que aceptar que la labor cultural en todos sus aspectos, engrandecía aún más comparativamente su desempeño.- Sí, hasta técnicos de sonidos que con manos y elementos materiales muy rudimentarios, elaboraban el sonido para cada escena, particularmente de los radioteatros.- Cuántas figuras de singular relevancia hicieron sentir su voz, otros con proverbial habilidad para la ejecución de instrumentos musicales.- Actores, actrices, músicos y locutores hicieron historia.- Aunando esto con nuestra historia, nos embarga la emoción que solamente pueden sentir aquellos que tuvimos la oportunidad de vivir tales momentos.- Ah…y nos permite comparar.-
Eran admirados, aunque sin verlos, sus voces eran inconfundibles y ciertamente
reconocidas, sabiendo eso sí, a qué emisora pertenecían; singular proyección teniendo en cuenta lo elemental del sistema técnico.- No había posibilidad de error, su labor se exponía desde el micrófono al radioyente o radioescucha como se los llamaba por entonces.- Cuántas desilusiones y /o admiraciones escuchando en primer término sus voces, o su música e imaginando la figura de los intérpretes frente al micrófono, una vez conocidas personalmente.-
Encender el aparato de radio era concretar por lo general, un programa con expectativas fundadas, creo que muy pocas veces la decepción se hacía presente.- Ni hablar de los servicios de noticias, llamados informativos o boletines, por aquellos tiempos.- Era leer la noticia y a otra cosa.- Una seriedad diametralmente opuesta a las noticias que hoy se difunden, salvo la modalidad europea.-
Quién no recordará aquella famosa dupla formada por Juan Carlos Chiappe y Aldo Luzzi o a Abel Santa Cruz y su Jacinta Pichimahuida.-
La radiofonía actual ha entrado en las generales de la ley.- Programas de horas de tediosa oferta, quejas telefónicas sobre deficiencias en prestaciones de servicios, tan de moda hoy que ponen de manifiesto una decadencia que se ha constituido en una constante, demostrando la ineficacia de los mantenimientos que por otra parte pareciera que a los responsables no les interesa.-
Tal el estado de cosas, más quejas razonables, más comentarios de conductores que con una vehemencia que deja traslucir un enojo que es meramente comercial, tratando así, de buscar notoriedad.- El remedio de los agredidos: hacerse anunciantes del programa, a partir de allí, adiós a los reclamos.- Se cree que aprendieron bien la lección de un tristemente célebre de la onda radiofónica, gracias a Dios alejado de estas lides.-
Un nuevo, improductivo y chato desafío a cierto tipo de oyentes, lo constituye una nueva forma de concitar su atención y también su participación (no hay inversión económica), y es el hecho de que a poco de comenzar el programa, “tiran” al aire una pregunta, quizás algo de actualidad, el tema es lo de menos; a partir de ese momento comienza el carnaval de llamadas telefónicas, donde cualquiera opina alegremente, con lo cual se va desarrollando el programa y al final, qué?.- Grave, inversión cero, sandeces al por mayor; una vez más se apela a especular con una manera de ser y/o pensar que muestra a las claras que los mentores de tal falacia obran en provecho de quién?.- En otro orden, recordaremos que desde siempre un hábito forma parte ineludible de las transmisiones de tal o cual carácter: su musicalización.-
Sabido es que contamos con un rico historial en materia de música, nuestro acervo en tal sentido no puede ponerse en duda.- Quién puede renegar de lo autóctono, tal vez un apátrida?.- Pero es demasiado triste y consecuentemente deplorable la agresión auditiva, bofetada a la historia y a gran parte de nuestras raíces, que ya convive con nosotros; sí, me refiero a la apoyatura que en aquel sentido se efectúa, utilizando todo lo foráneo.- Me pregunto: la musicalización a cargo de quien está?.- Porqué y para qué se promocionan temas de tal carácter?
El sistema estatal de control de medios, que función cumple?, hacia donde mira, o en todo caso sobre qué pone sus oídos?.- Otra siniestra forma de penetración cultural.- Los más mayores tenemos que aceptar- por lo que se ve- que buena parte de la población tendrá que vivir inexorablemente de recuerdos.-
Otro caso que la radiofonía, mejor dicho aquellos que por una u otra razón tienen la posibilidad de generar programas deportivos, han y descuidan groseramente, el nunca bien ponderado material histórico del deporte de esta Ciudad, en diversas disciplinas.- Miles de ciudadanos se solazaron con grandes figuras, muchas de ellas tuvieron preponderancia allende los mares.- Convendrán conmigo, que solo se habla de lo acontecido en el día o muy poco tiempo atrás; ah…a algún impresentable que trata de energúmenos a los aficionados fuera de control, también le corresponde las generales de la ley.- Utilizando una monserga con una verborragia vehemente, dan muestras de asemejarse a algún jurado que tiene a su cargo condenar a un reo.- Despotricar desde el llano nos recuerda un tema de historieta que se llamaba: El orador que levanta las masas (claro que éste lo hacía frente a una bandeja de confituras).-
Cuántos minutos de radio a ensalzar/idolatrar a un impresentable sobre el cual se dice con un desparpajo total que fue el mejor jugador del mundo.- Claro, no han incursionado seriamente sobre el pasado futbolístico a nivel mundial.- Idólatras de pacotilla.-
Radiofonía! A que lamentable estado te han llevado, que no daríamos para volver a revivir la transmisión del match de box entre L.A.Firpo y J. Dempsey, los inolvidables triunfos del “chueco” Fangio, revividos por el inefable Luís Elías Sojit, desde Europa con su slogan “un auténtico día de sol peronista”. Sí también tenía lo suyo, obsecuencia mediante.-
Emociona recordar a Los Pérez García, el Glostora Tango Club, desde L.R.1 Radio El Mundo en Maipú 555 de Bs. Aires, las transmisiones deportivas a cargo de un irreemplazable Fioravanti.- Los relatos de las radionovelas a cargo de Julio César Barton o Eduardo Rudy (gran actor después).-
Sería interminable mencionar a hombres y mujeres que engalanaron y formaron parte de una reconocidísima revista de espectáculos “Radiolandia”.- Qué tiempos aquellos donde los conjuntos musicales, en vivo, estaban compuestos (salvo los especificados por cantidad) por buena cantidad de ejecutantes, gran parte de ellos con una aptitud musical que suponía mucha dedicación.- A la par de la actuación radial, lo hacían en verdaderos “templos” de la música, gran parte del día.- Por entonces no se hablaba de estimulantes para soportar semejante trajín.- Hoy suena como a burla que a conjuntos de música moderna les llaman bandas quienes en buena medida están compuestos por 3 o 4 integrantes.-
Hago la comparación por entender que una época, un estilo, no tienen nada de común entre sí; sería muy edificante que los mayores memoriosos hablasen a los jóvenes (si es que les interesa escucharlos) de la belleza que en la materia que nos ocupa no tiene parangón con lo que hay para escuchar al momento.- Tengo para mí que ya hoy la radiofonía tiene un particular y reducido número de adeptos.- La vacuidad de las ofertas, más aún con el rosario de emisoras de F.M. en vigencia, no alcanza para comparar con la calidad (en mayúsculas) de aquellas programaciones y de talentosos intérpretes, lamentablemente ya en el olvido.- Permítaseme reiterar aquella revista en sepia, de espectáculos que tal vez yace en algún lugar como elemento de colección, aún no como incunable, pero con polvo y ya casi de color amarillo sus hojas.-
Es una verdadera pena que quienes tienen la posibilidad de retrotraernos a un pasado que en definitiva forma parte de una hermosa historia, se den el lujo de adoptar posturas rayanas en la abulia total y absoluta.-
Radiofonía, te pido perdón por mi cuenta y, para no sentirme cómplice por omisión, es que formulo este alegato en tu defensa.-


Oscar - Setiembre 2010.-

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