martes, 31 de mayo de 2011

DESDE LA CAMA DE UN HOSPITAL

Estoy postrado desde hace un tiempo, no veo la hora de abandonar esto, estar con mi familia, con mis amigos, volver al trabajo.- Cuánto los extraño!.- Así pasan los días y los médicos descartando esto o lo otro; estudios de laboratorio, imágenes, y administración de medicamentos, sin que por el momento se avizore la posibilidad siquiera de la tan ansiada recuperación.-
-No tengo demasiados motivos o elementos para distraerme un poco, a pesar del decaimiento que me invade.- Miro hacia arriba y nada, al frente o a los costados y solo veo personas postradas, más alguno que otro acompañante.- Se ven tristes, silenciosos, algunos a veces hablan, otros nada.- La mayoría pendiendo sobre sus cuerpos la pertinente tubuladura a través de la cual circulan líquidos diversos.- Algunos se quejan, otros permanecen con los ojos cerrados como si estuvieran durmiendo.-
-Lo más preocupante es que algunos que ocupaban la sala, ya no están.- Partieron de este mundo.- Otros, a su casa o vaya a saber dónde.- De tanto en tanto me invade una indescriptible tristeza que me deja cabizbajo y meditabundo.- Me repongo un tanto cuando llegan mis visitas.- Se esfuerzan en brindarme optimismo, pero advierto que se retiran, me parece que preocupados; imagino pensarán que bueno sería retorne a mi vida normal.-
-Cuántas ilusiones, cuántos planes nos hacemos en tales circunstancias, miramos con el pensamiento hacia atrás en la procura de lograr concretar un pequeño balance de lo hecho hasta el momento de ingresar a este establecimiento.-
-Tenemos mucho tiempo para meditar, reflexionar sobretodo lo que se ha hecho positivo o no, lo que debió hacerse y lo que no se hizo, tiempo para pensar- aunque tarde- en el arrepentimiento, por la forma en que se actuó por lo que se pudo o no.- Paciencia, paciencia piden todos y me pregunto: hasta cuándo?.- Sin embargo algo y muy notorio me consuela.- No todos se van y repuestos, algunos siguen y al parecer en delicado estado de salud.- Por lo menos, yo tampoco dejo la cama para volver enseguida.-Reconozco que si hay posibilidad, primero de sanar, luego de recuperación, esto llevará un tiempo.-
-Interín surge la necesidad de la inevitable búsqueda del poder espiritual.- Lástima y lo reconozco que muchos nos acordamos del Altísimo cuando estamos agobiados, cargados, como yo ahora, por un acontecimiento preocupante, doloroso y traumático que debilita nuestra personalidad, aún la más resistentes a los rigores del diario vivir.---Pero la respuesta no siempre llega con la prontitud que fuera de desear.- Claro, cabe la posibilidad que un resultado favorable no se haga presente.-
-Sigue la tensa espera, médicos y auxiliares entran y salen.- Unos en la evaluación periódica, prescribiendo medicación y otros menesteres, el personal de enfermería cumpliendo abnegadamente con su labor.-
-Observo ya que tengo tiempo para eso y analizo su encomiable trabajo, cada uno con lo suyo, tratando de satisfacer expectativas muy lógicas, propias del que está limitado a eso, esperar pacientemente la hora de la liberación de tan pesada carga.- Uno solamente mira para sus adentros, no quiere saber nada de lo que le pasa a otros.- Sí, ese tipo de egoísmo es propio de un mecanismo de defensa de que todo enfermo hace gala.- Queremos seguir y bien por nosotros, por los nuestros.- No es una pretensión descabellada.- Queremos, necesitamos seguir según lo determinan las leyes de la naturaleza.-
-Cuántos recuerdos pasan por nuestra imaginación, la familia, parte de ella ya no está, algunos por esto que hoy paso yo.- Y desde allí nunca más.- La escuela, los primeros amigos, la conformación de una nueva familia y así sucesivamente.- Una larga cadena que sin solución de continuidad, sigue su marcha sin detenerse.- Esporádicamente, antes y afuera pensaba un poco lo mismo pero desde una óptica diferente.-
-Esta obligada situación me exige replantear ciertas conductas que ahora me doy cuenta- en este momento de reflexión- lo equivocado que estaba, como lo está todo aquel que se lo pasa quejándose por nimiedades.- Recién ahora me doy cuenta que no sabemos, en primer lugar por el regalo de un nuevo amanecer dada día, y por otras muchas otras cosas que la vida pone a nuestra disposición.- Ojalá no sea tarde.-
-Esta situación determina la oferta de promesas que Dios quiera cumplamos y no nos olvidemos, una vez traspuesto el umbral del hospital y por de algún modo hacia la libertad.- Claro que renovado para bien, el estado de salud.-
-Desde siempre, las enfermedades han dado cuenta del hombre.- Las épocas van cambiando, el promedio de vida también, la ciencia médica como igualmente la alta complejidad rica en aparatología de última generación más la farmacología, además de una gama increíble de recursos, contribuyen notablemente a la más pronta recuperación de los enfermos.- Quién diría que en otros tiempos entre las epidemias y la carencia de medios tecnológicos adecuados, el ser humano enfermo carecía de expectativas favorables- no conocía otra cosa- y se iba muchas veces de este mundo por causa de dolencias subsanables hoy.- Todo aquel que tenga o haya tenido oportunidad de conocer la historia del descubrimiento de la penicilina- tal vez el antibiótico que diera el puntapié inicial para el combate de lesiones que hoy se solucionan rápidamente, podrá adherir a este comentario.-
-Creo que tras un largo camino recorrido, cualquier ser humano tendrá algo afín para recordar y comentar.- A propósito, me trae a la memoria una reflexión que hacía un enfermo postrado en una amplia sala de un hospital: hasta hace poco tiempo éramos varios, pero a partir de un día la muerte, inexorable en su accionar, comenzó a llevarse sin prisa pero sin pausa, de a uno en uno a algunos de mis eventuales compañeros.- Primero el de la derecha, después a otro de enfrente, luego al primero de la fila izquierda, más adelante otro.- Y me entró un miedo, me quedé pensando, el próximo yo?.- Ahora también lo pienso, aún cuando me parece que otros están más deteriorados que yo.-
-Vivo soñando en el momento que los facultativos me den la orden de salida.- Cuántos planes estoy haciendo prometiéndome en silencio un cambio radical en mis hábitos inservibles, deteriorantes que solo me han acarreado negatividad.- Ojalá llegue a tiempo para establecer una comparación para nada odiosa, como a veces decimos de esta actitud.-
-Querido amigo lector, mis recomendaciones: basta de quejas fútiles, viva el día a día, cante ría, ame al prójimo- en suma- quiérase a sí mismo y comience ya.- Algún día se dará cuenta del cambio y, entonces será feliz.-
Nota del autor: He tratado este tema con el rigor que la experiencia personal me permite hacer; con conocimiento de causa, vale decir que en buena medida no me ha sido necesario recurrir en pleno a interpósitas personas para interiorizarme del tema.- Algo obtenido sin embargo por testimonios, con todo ello he reunido este material, el que además está alimentado en parte con mensajes espirituales que se exponen vía on-line, a los que por razones obvias adhiero totalmente.-

Rosario- Pvcia. de Santa Fe- Argentina.-

OSCAR- 29.05.2011.-

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