Un nuevo tema hoy
nos ocupa y vaya si tiene importancia.
Tenemos que
admitir que esta situación que cada vez más se incrementa, tiene su buena
antigüedad. Naturalmente, nobleza obliga, he de advertir que habré de referirme
a la justicia social y su falta de cumplimiento. Algún tiempo atrás en una
obra, abordé el tema de la injusticia, el mismo título del trabajo, pero esto
atañe a las permanentes muestras de desconsideración y falta de respeto al ser
humano, tantas veces abandonado a su suerte. Obvio de señalar que la sociedad
necesariamente debe ser conducida, contenida para que la anarquía no siente sus
reales.
En todo momento
esa menuda tarea debía y debe estar a cargo de dirigentes políticos ya que a
ellos les corresponde velar permanentemente por el bienestar de los ciudadanos.
Deben entender que asumir tales compromisos conlleva obligaciones establecidas
claramente en la Constitución Nacional. Precisamente, este formal documento
determina con claridad los derechos de los habitantes del país. Descontamos sus
obligaciones.
Pero
lamentablemente esto no es lo que fuera de desear ya que la práctica demuestra
la triste realidad que supera todo lo imaginable.
Parece que no hay
forma de encarar soluciones tendientes a eliminar el flagelo de la falta de
trabajo y o de vivienda digna. Paliativo: entrega de subsidios a los más
desposeídos. Pero sí se habla de convertir al país en un territorio turístico,
donde solo, de seguir así, tendrán cabida todas las posibilidades propias de
tal intención, transporte de pasajeros, hotelería, gastronomía, artesanía y
demás cuestiones comerciales que dependen de establecimientos que no requieren
el empleo de mano de obra de tipo industrial.
El campo sí,
genera trabajo en la agricultura como en la ganadería, amén de los derivados de
esta última.
Pero es
ostensible que en las grandes urbes, hay mano de obra ociosa y no preciosamente
por culpa de ellos.
Al no haber
fuentes de trabajo, al igual que centros escolares de franja cumpla con la
mínima formación profesional, es imposible pretender que esa franja cumpla con
lo mínimo, elemental. Una pequeña referencia,
se dice por ahí que podrían cultivar pequeñas superficies de tierra para
obtener como mínimo algún producto para consumo propio. Pero en paralelo con
esto y acudiendo a aquello de que no solo de pan vive el hombre, así solo se
satisfarían pequeñas necesidades. Entiendo que esa no es la solución. Como
tampoco lo es otorgar dádivas como en los tiempos de la colonización, regalando
chucherías de colores para cautivar a un importante grupo de hermanos con el
solo y avieso propósito de que sean funcionales al poder de turno. Para lograr
eso se distraen fondos de donde no se debe.
No se pueden
contemplar mejoras en la calidad de vida de aquellos a costa de restar beneficios
a quienes hicieron los méritos necesarios para una remuneración justa. Otro
agravio a la justicia social-
Sin trabajo, sin
vivienda digna, es imposible que un país pueda emerger del fracaso y la
desilusión, con una permanente muestra de una postal tan deprimente como la de
aquellos países sumidos en la pobreza más absoluta, más deplorable y en donde
se asientan, rabia, impotencia y en buena medida el resentimiento propio que se
diferencia con otros hermanos en el extremo opuesto de una realidad que es
observada con indiferencia por quienes tienen que velar por el bienestar,
particularmente de aquellos que están abandonados a su suerte.
En buena parte de
estos últimos tiempos, es inocultable observar gran cantidad de hermanos
nuestros, que acuden a santuarios para tratar de hallar solución a diferentes
problemas, con una marcada idolatría a íconos a los cuales se les atribuye
poderes milagrosos. Sufre; su confianza y simultáneamente su desesperanza se
apoyan incondicionalmente en aquellos..Entiendo que esta postura debe
respetarse por estar orientada a la búsqueda de respuesta que los hombres no
les proporcionan. Al margen de otras necesidades, solicitudes, agradecimientos
un punto de referencia notable lo constituye el pedido de trabajo, aunque sea
lo mínimo elemental. Es deplorable que por estas alturas, se acude a las
divinidades (para aquel que crea), a fin de requerir soluciones que por su
propio peso deberían brindar aquellos que a fuerza de prometer, terminan
borrando con el codo lo que escribieron con la mano. Valga la comparación.
Algunas décadas
atrás un líder popular abogaba por la justicia social. Estaría soñando o no
habrá imaginado que aquellos que se enancan después en su filosofía, tomar al
toro por la cola en lugar de hacerlo por las astas. Piensan solo para ellos,
apelando al expediente de cortar por lo sano. Repartimos las ganancias, pero la
de los otros, la nuestra ¡qué esperanza!.
Si de trabajo se
trata, los estamentos específicos, generalmente apoltronados en lujosas
oficinas, solo se limitan a apoyar las gestiones del poder, aún a sabiendas que
su política no apunta en lo más mínimo a encarar soluciones de fondo. Y así por
años, funcionales a intereses estrictamente personales. No es justo. Pero el
fin no justifica los medios.
Vivienda digna:
una utopía, la otra cara de la moneda la constituye en este aspecto las
fabulosas inversiones inmobiliarias para una franja con alta posibilidad
adquisitiva. Planes de vivienda para el resto: cero. A vivir, las parejas
jóvenes con sus progenitores y a arreglarse como se puede. Ni hablar de aquella
franja muy amplia que ha y construye o amplía asentamientos irregulares.
Otro tema grave:
es imperdonable no abordarlo.
Se trata nada más
y nada menos del gravísimo problema por el cual atraviesan nuestros hermanos
aborígenes del Norte Y Noroeste argentino, miseria, promiscuidad, desnutrición,
enfermedades que se creían extinguidas. Y la Justicia social?. Tantos
representantes del pueblo en el orden provincial y nacional, hacia donde miran?
Tal vez las consideran de otra galaxia.
No…sino ya estarían por estos lares los científicos especializados en
cuestiones espaciales o afines. Es vergonzoso que reciban ayuda de agrupaciones
civiles que se solidarizan con el sufrimiento humano.
Estas postales
trascienden las fronteras…Y?
Admitamos sin
ambages que el mundo allende los mares, esta emulando desde centurias a
aquellos aventureros que so pretexto de humanizar y evangelizar arribaron a
América a llevar a cabo un descomunal despojo…en fín…historia conocida.
En síntesis, la
justicia social no se pregona como muletilla. De una u otra manera, estamos
comprometidos a que se ella se cumpla. En otras latitudes se ha concretado,
aunque lamentablemente no en todas. Qué esperamos para que esto se concrete?
OSCAR
Rosario, Pvcia.
de Santa Fe
Argentina-
16.09.2015
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