Cada país tiene
que ajustarse indubitablemente a conductas determinadas por leyes de cada
congreso. Si lo fueron por mayoría, se supone que entre todos se haya votado lo
mejor. Tengo mis dudas en cuanto a esto. Hoy lamentablemente no podemos
parafrasear a los grandes filósofos griegos,
el mundo actual nos arrima a ojos vista con los cambios que se arrogan
aquellos de querer cambiar por vía de la imposición, un verdadero mundo de
límites salidos de madre.
Todo es lo mismo
ya nada es igual, pero mucho tiempo después de aquellos gigantes, para este
nuevo estilo de filosofía. Y así hoy nos vemos atosigados por conductas que se
quieren imponer. Incurrir por convicción en hábitos o vicios que no se hermanan
con el sentido común. Claro, es que los adultos nacimos mucho tiempo atrás y no
aceptamos el modelo impúdico a loca carrera que se pretende instalar. Y bien
que los medios enraizados en esa política, pretenden llevar agua para su
molino, Querer cambiar modalidades que debieron quedar instaladas en una
sociedad sin necesidad de cambios arteros y porque no agraviantes que lesionan
la moral y las buenas costumbres. Sin entrar a fomentar la falta de ética, los
formadores de opinión deberían conformar un equipo bien entrenado junto a congresales,
iglesia, derechos bien humanos, amén de psicólogos y filósofos y verdaderos
centros ONG que traten con seriedad la problemática en cuestión. Esto sí,
aquello no. Leyes y Código Civil y Penal hermanados en un solo propósito: el
mantenimiento o sostenimiento de un estilo de vida que se corresponda con el
amor al prójimo, la ética, la moral, las buenas costumbres, y por qué no, el
sentido común que nunca debieron quedar erradicados en el arcón de los
recuerdos.
Hoy estamos
advirtiendo con estupor nuevos hábitos se han instalado en la sociedad,
verbig.: conductas de padres ante autoridades escolares con agresión física
inclusive, violencia de género, inseguridad, robos, muchos ciudadanos con
armas, que las usan causando estragos, por intolerancia sin dudas, otros en
defensa propia como los comerciantes, etc.
Qué cada uno
piense y obre como quiera, el libre albedrío se lo permite, tomando de él, lo
que más le interesa o conviene. Todos unidos triunfaremos, reza un tema musical
de cierto signo político, o como diría el General: a este país lo arreglamos
entre todos o lo arregla nadie. Sus
pseudos émulos, son los primeros en llevar agua para su molino, arrogándose el
derecho de perpetuarse atornillados a poltronas dignas de jeques árabes:
hipócritas y cínicos, y caras de piedra.
La prioridad de
la hora: la oposición no sirve más que para provocar violencia, entonces
señores, basta de seguir con la monserga ya harta de usar, la Justicia debe ser
justa, se impone modificar el código penal y Civil. Los gobernantes deben dar
el ejemplo de limpieza moral, y abandonar el enanismo mental que los
caracteriza. Copiar realmente el modelo de muchos países, excelentes por
cierto. Honren a nuestros valientes compatriotas que lo dieron todo por ver un
país, libre, justo y soberano. A barajar y dar de nuevo. Cerremos el libro de
discursos sobre el reciente pasado que estamos cansados de escuchar. Países
vecinos como Chile y Uruguay lo
cerraron, al que podemos agregar Cuba.
Encender el
televisor, ese amigo que llegó para no irse más. Se cambió el viejo traje y se
maquilló, no podemos permitir su ausencia, aunque sea por unos pocos días.
Pero a la hora
del noticiero- hablo de Rosario- truculentas escenas de violencia de todo
carácter, que duran un buen rato y donde los periodistas se dan el lujo de
opinar como si fueran psicólogos, respecto de cómo se puede subsanar esta
impronta.
Escenas de
violencia de género, rostros de mujeres con evidentes señales de golpizas,
generalmente propinadas por el cónyuge o compañero y en donde por regla general
se castiga sin piedad al hombre. Y no es para menos, él se olvida que nació del
vientre de una mujer. Pero antes de opinar alegremente como lo hacen, deberían
contemplar los agravantes de cada caso, aunque cuestiono severamente la actitud
masculina, ya que la libertad no tiene precio y no vale la pena perderla por
una vileza (subestimación a veces, traición), imposiciones que la libertad que
muchas poseen hacen prevalecer.
Otra: el famoso
bulyIng. Una nueva, dirimir las diferencias de conceptos o burlas, con escenas
de pugilato. Independientemente de que una evidente falta de educación paterna
es lo que en mi opinión prevalece. Siempre hubo chanzas en la escuela o trabajo
generalmente y, no había reacciones del sometido a burlas. Esporádicamente
alguna tibia reacción.
Tengo para mí,
que todas las emisiones televisivas constantes, crean una forma de psicosis en
cierto conjunto de la sociedad. Pero hete aquí, que no se pueden prohibir
ciertas emisiones habida cuenta que la libertad de expresión no lo permite.
Hace falta un censor como en los años 50 Monseñor Tato, con una supuesta tijera
en mano, determinaba lo que se podía emitir en radio o cinematografía. Y eso me
parece muy bueno. Una mefistofélica reacción se produce en muchos casos, total otros
lo hacen. Señores productores de espacios televisivos: aboguen por una
televisión sana. Basta de programas en horarios vespertinos y nocturnos, donde
sus difusores verbales hacen su agosto con las emisiones chatarras cargadas de
toxinas. Otros de los cambios que se imponen.
Pasó
recientemente, ahora nomás, en pocos días se ha manifestado la violencia entre
adolescentes nacidos a partir del año 2000. Ya lo he planteado en párrafos
anteriores. En tiempos ha, cuando aún no había hecho su aparición la televisión,
era un lujo encender el radio receptor. En lo tocante a lo que nos ocupa en
general, los noticieros se limitaban pura y exclusivamente a difundir noticias
sin comentarios incluidos, ciertos aspectos entre el 1947 y parte del año 1955,
eran propios de comentaristas en espacio propio, uno solo, y el radioescucha se
limitaba a escucharlos o no, Hoy en cambio, ciertas noticias son emitidas por
la mayoría de los canales, con la consiguiente, opinión de cada periodista,
como si fueran legos en la materia.
Pero el tema
puntual es la transformación notable que se ha venido manifestando desde mucho
tiempo atrás. Todo patas para arriba, nadie está conforme, una agresividad sin
límites, se ha hecho carne en la sociedad. Los adultos, aquellos que conocimos
la belle époque y gran parte de la
juventud mayor, vemos asombrados esa modalidad variable de tanto en tanto.
Modalidades
inimaginables, copan las calles, las escuelas, los barrios en un gran paquete,
cambio de hábitos dignos del créase o no de Ripley.
No puedo definir
qué es lo qué le pasa a la sociedad, porqué esa permanente insatisfacción?.
Grave porque compromete a muchos; no es una cuestión de divertimento que no
molesta a nadie; sí hace daño y en grande. Una de mis obras se llama El Vicio,
enfocando el cambio mundial de hábitos a partir de los años 60. A quince años
de la finalización de la 2º guerra mundial. En el comienzo de la post guerra,
la juventud comenzó a formularse la gran pregunta: qué sentido tuvo la
eliminación física de más de 55.000.000 de personas a manos de un demente
fanático y ruín por aquello de la “solución final” o sea la pretendida
eliminación física del pueblo judío. Craso error, los que quedaron en pie, se
reprodujeron de a miles, y?.
Entonces llega la
consabida pregunta: adonde iremos a parar?- Qué pasará con nuestros hijos y
nietos?, si sigue el carnaval del dolce far niente (otra vez el idioma
extranjero), cada uno que haga lo que quiera sin importarle en absoluto los
resultados. Nosotros, en mi caso adulto mayor,
a veces trato de comprender esa famosa frase de un no menos famoso
filósofo: lo único que sé es que no sé
nada, frase que en principio se le atribuyó a Sócrates pero finalmente recayó
en Platón.
Nada de nada, no
entiendo esta evolución en la conducta de los humanos, se le puso más énfasis
al libre albedrío?. Consecuentemente y en función de tal, cada uno tomó para sí
lo que consideraba- hoy también lo hace- más conveniente a sus intereses.
Entonces, aparece una cadena de sentimientos, pensamientos y acciones que me relevan
de todo comentario. La gran pregunta, pero para hacerla a quienes tienen un
amplio dominio sobre el comportamiento humano: sociólogos, filósofos y
psicoanalistas, quienes a la luz de haber incursionado bastamente dicha
conducta, pueden estar en condiciones de brindar una opinión que como mínimo se
aproxime a la realidad. No se me ocurre pensar que alguna deformación biológica
se haya o se produzca, introducido en la piel del hombre de tal forma de
modificar costumbres que engalanaban sobradamente su accionar en la vida.
Tengo para mí que
la amplia difusión de los malos hábitos pareciera que contagia al hombre
actual- salvo escasísimas conductas- la de los muy mayores, aquellos que
vivimos otra época y llegamos con no disimulado estupor, a un estado de cosas jamás imaginado. Una
profecía bíblica, entre otras dice…”el final de los tiempos está próximo”. Será
tan así?. Eso sin contar la oprobiosa carrera armamentista de que hacen gala
algunas potencias con el pretexto de ante cualquier emergencia están a la
defensiva que sin dudas acompañará al ataque. No queramos ser distraídos, si el
accionar de los diabólicos líderes del primer mundo está a la vista. Basta con
recordar el ejemplo de Guernica, Hiroshima, Nagasaki y la muy reciente
intervención rusa y norteamericana probando armamento de última generación en
Siria y Afganistán, esta última a manos de los dueños del mundo - así ellos lo
creen.
Bien, no quiero
ser agorero pero no vamos por un camino
tapizado de pétalos precisamente, sino colmado de piedras de tropiezo.
Para terminar y
como reflexión final, abogo para que reine de una buena vez el sentido común,
aunque lo dudo ya que si no terminar bien dos personas que conforman un
matrimonio, menos lo va a lograr el mundo entero, a pesar de los permanentes
alegatos emanados no solo de la Iglesia , sino de otras organizaciones
sociales. En suma y para ser drástico: nosotros tenemos lo que queremos, no hay
interés en cambio alguno.
OSCAR
Rosario, Pvcia.
de Santa Fe
Argentina-
29.05.2017.-
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