miércoles, 31 de mayo de 2017

ACTUAR CON SENTIDO COMÚN


Cada país tiene que ajustarse indubitablemente a conductas determinadas por leyes de cada congreso. Si lo fueron por mayoría, se supone que entre todos se haya votado lo mejor. Tengo mis dudas en cuanto a esto. Hoy lamentablemente no podemos parafrasear a los grandes filósofos griegos,  el mundo actual nos arrima a ojos vista con los cambios que se arrogan aquellos de querer cambiar por vía de la imposición, un verdadero mundo de límites salidos de madre.
Todo es lo mismo ya nada es igual, pero mucho tiempo después de aquellos gigantes, para este nuevo estilo de filosofía. Y así hoy nos vemos atosigados por conductas que se quieren imponer. Incurrir por convicción en hábitos o vicios que no se hermanan con el sentido común. Claro, es que los adultos nacimos mucho tiempo atrás y no aceptamos el modelo impúdico a loca carrera que se pretende instalar. Y bien que los medios enraizados en esa política, pretenden llevar agua para su molino, Querer cambiar modalidades que debieron quedar instaladas en una sociedad sin necesidad de cambios arteros y porque no agraviantes que lesionan la moral y las buenas costumbres. Sin entrar a fomentar la falta de ética, los formadores de opinión deberían conformar un equipo bien entrenado junto a congresales, iglesia, derechos bien humanos, amén de psicólogos y filósofos y verdaderos centros ONG que traten con seriedad la problemática en cuestión. Esto sí, aquello no. Leyes y Código Civil y Penal hermanados en un solo propósito: el mantenimiento o sostenimiento de un estilo de vida que se corresponda con el amor al prójimo, la ética, la moral, las buenas costumbres, y por qué no, el sentido común que nunca debieron quedar erradicados en el arcón de los recuerdos.
Hoy estamos advirtiendo con estupor nuevos hábitos se han instalado en la sociedad, verbig.: conductas de padres ante autoridades escolares con agresión física inclusive, violencia de género, inseguridad, robos, muchos ciudadanos con armas, que las usan causando estragos, por intolerancia sin dudas, otros en defensa propia como los comerciantes, etc.
Qué cada uno piense y obre como quiera, el libre albedrío se lo permite, tomando de él, lo que más le interesa o conviene. Todos unidos triunfaremos, reza un tema musical de cierto signo político, o como diría el General: a este país lo arreglamos entre todos o lo arregla nadie.  Sus pseudos émulos, son los primeros en llevar agua para su molino, arrogándose el derecho de perpetuarse atornillados a poltronas dignas de jeques árabes: hipócritas y cínicos, y caras de piedra.
La prioridad de la hora: la oposición no sirve más que para provocar violencia, entonces señores, basta de seguir con la monserga ya harta de usar, la Justicia debe ser justa, se impone modificar el código penal y Civil. Los gobernantes deben dar el ejemplo de limpieza moral, y abandonar el enanismo mental que los caracteriza. Copiar realmente el modelo de muchos países, excelentes por cierto. Honren a nuestros valientes compatriotas que lo dieron todo por ver un país, libre, justo y soberano. A barajar y dar de nuevo. Cerremos el libro de discursos sobre el reciente pasado que estamos cansados de escuchar. Países vecinos como Chile y Uruguay  lo cerraron, al que podemos agregar Cuba.
Encender el televisor, ese amigo que llegó para no irse más. Se cambió el viejo traje y se maquilló, no podemos permitir su ausencia, aunque sea por unos pocos días.
Pero a la hora del noticiero- hablo de Rosario- truculentas escenas de violencia de todo carácter, que duran un buen rato y donde los periodistas se dan el lujo de opinar como si fueran psicólogos, respecto de cómo se puede subsanar esta impronta.
Escenas de violencia de género, rostros de mujeres con evidentes señales de golpizas, generalmente propinadas por el cónyuge o compañero y en donde por regla general se castiga sin piedad al hombre. Y no es para menos, él se olvida que nació del vientre de una mujer. Pero antes de opinar alegremente como lo hacen, deberían contemplar los agravantes de cada caso, aunque cuestiono severamente la actitud masculina, ya que la libertad no tiene precio y no vale la pena perderla por una vileza (subestimación a veces, traición), imposiciones que la libertad que muchas poseen hacen prevalecer.
Otra: el famoso bulyIng. Una nueva, dirimir las diferencias de conceptos o burlas, con escenas de pugilato. Independientemente de que una evidente falta de educación paterna es lo que en mi opinión prevalece. Siempre hubo chanzas en la escuela o trabajo generalmente y, no había reacciones del sometido a burlas. Esporádicamente alguna tibia reacción.
Tengo para mí, que todas las emisiones televisivas constantes, crean una forma de psicosis en cierto conjunto de la sociedad. Pero hete aquí, que no se pueden prohibir ciertas emisiones habida cuenta que la libertad de expresión no lo permite. Hace falta un censor como en los años 50 Monseñor Tato, con una supuesta tijera en mano, determinaba lo que se podía emitir en radio o cinematografía. Y eso me parece muy bueno. Una mefistofélica reacción se produce en muchos casos, total otros lo hacen. Señores productores de espacios televisivos: aboguen por una televisión sana. Basta de programas en horarios vespertinos y nocturnos, donde sus difusores verbales hacen su agosto con las emisiones chatarras cargadas de toxinas. Otros de los cambios que se imponen.
Pasó recientemente, ahora nomás, en pocos días se ha manifestado la violencia entre adolescentes nacidos a partir del año 2000. Ya lo he planteado en párrafos anteriores. En tiempos ha, cuando aún no había hecho su aparición la televisión, era un lujo encender el radio receptor. En lo tocante a lo que nos ocupa en general, los noticieros se limitaban pura y exclusivamente a difundir noticias sin comentarios incluidos, ciertos aspectos entre el 1947 y parte del año 1955, eran propios de comentaristas en espacio propio, uno solo, y el radioescucha se limitaba a escucharlos o no, Hoy en cambio, ciertas noticias son emitidas por la mayoría de los canales, con la consiguiente, opinión de cada periodista, como si fueran legos en la materia.
Pero el tema puntual es la transformación notable que se ha venido manifestando desde mucho tiempo atrás. Todo patas para arriba, nadie está conforme, una agresividad sin límites, se ha hecho carne en la sociedad. Los adultos, aquellos que conocimos la belle époque y gran parte  de la juventud mayor, vemos asombrados esa modalidad variable de tanto en tanto.
Modalidades inimaginables, copan las calles, las escuelas, los barrios en un gran paquete, cambio de hábitos dignos del créase o no de Ripley.
No puedo definir qué es lo qué le pasa a la sociedad, porqué esa permanente insatisfacción?. Grave porque compromete a muchos; no es una cuestión de divertimento que no molesta a nadie; sí hace daño y en grande. Una de mis obras se llama El Vicio, enfocando el cambio mundial de hábitos a partir de los años 60. A quince años de la finalización de la 2º guerra mundial. En el comienzo de la post guerra, la juventud comenzó a formularse la gran pregunta: qué sentido tuvo la eliminación física de más de 55.000.000 de personas a manos de un demente fanático y ruín por aquello de la “solución final” o sea la pretendida eliminación física del pueblo judío. Craso error, los que quedaron en pie, se reprodujeron de a miles, y?.
Entonces llega la consabida pregunta: adonde iremos a parar?- Qué pasará con nuestros hijos y nietos?, si sigue el carnaval del dolce far niente (otra vez el idioma extranjero), cada uno que haga lo que quiera sin importarle en absoluto los resultados. Nosotros, en mi caso adulto mayor,  a veces trato de comprender esa famosa frase de un no menos famoso filósofo:  lo único que sé es que no sé nada, frase que en principio se le atribuyó a Sócrates pero finalmente recayó en Platón.
Nada de nada, no entiendo esta evolución en la conducta de los humanos, se le puso más énfasis al libre albedrío?. Consecuentemente y en función de tal, cada uno tomó para sí lo que consideraba- hoy también lo hace- más conveniente a sus intereses. Entonces, aparece una cadena de sentimientos, pensamientos y acciones que me relevan de todo comentario. La gran pregunta, pero para hacerla a quienes tienen un amplio dominio sobre el comportamiento humano: sociólogos, filósofos y psicoanalistas, quienes a la luz de haber incursionado bastamente dicha conducta, pueden estar en condiciones de brindar una opinión que como mínimo se aproxime a la realidad. No se me ocurre pensar que alguna deformación biológica se haya o se produzca, introducido en la piel del hombre de tal forma de modificar costumbres que engalanaban sobradamente su accionar en la vida.
Tengo para mí que la amplia difusión de los malos hábitos pareciera que contagia al hombre actual- salvo escasísimas conductas- la de los muy mayores, aquellos que vivimos otra época y llegamos con no disimulado estupor,  a un estado de cosas jamás imaginado. Una profecía bíblica, entre otras dice…”el final de los tiempos está próximo”. Será tan así?. Eso sin contar la oprobiosa carrera armamentista de que hacen gala algunas potencias con el pretexto de ante cualquier emergencia están a la defensiva que sin dudas acompañará al ataque. No queramos ser distraídos, si el accionar de los diabólicos líderes del primer mundo está a la vista. Basta con recordar el ejemplo de Guernica, Hiroshima, Nagasaki y la muy reciente intervención rusa y norteamericana probando armamento de última generación en Siria y Afganistán, esta última a manos de los dueños del mundo - así ellos lo creen.
Bien, no quiero ser agorero  pero no vamos por un camino tapizado de pétalos precisamente, sino colmado de piedras de tropiezo.
Para terminar y como reflexión final, abogo para que reine de una buena vez el sentido común, aunque lo dudo ya que si no terminar bien dos personas que conforman un matrimonio, menos lo va a lograr el mundo entero, a pesar de los permanentes alegatos emanados no solo de la Iglesia , sino de otras organizaciones sociales. En suma y para ser drástico: nosotros tenemos lo que queremos, no hay interés en cambio alguno.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe
Argentina- 29.05.2017.-



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