domingo, 30 de junio de 2019

DECISIÓN EQUIVOCADA



Por regla general, siempre que tomamos una decisión estamos convencidos que es una buena medida. Nos ponemos ciegos, sordos y mudos. No puedo equivocarme decimos y le damos para adelante. Bueno, después de todo con el correr del tiempo pueden cambiar las cosas. Pero por el contrario, las cosas empeoran y siguen para mal.
Porqué esta ¿introducción?

*Hoy Mariano Retamal nacionalizado uruguayo, en convivencia con Fabiola del Solar, tenemos tres hijos que no influyen demasiado en esta historia.
¿Por qué uruguayo si soy argentino?
Tuve que radicarme en aquel país para poner distancias entre mi país de nacimiento  y una pequeña ciudad en la Banda Oriental, por impostergable necesidad de alejarme, particularmente de mi malvada esposa, bien aliada del demonio. Sí, dormir permanentemente con Satanás en faldas. Ya desde nuestro desordenado noviazgo aparecieron las primeras demostraciones de contradicciones referidas al comportamiento de mi familia; evidentemente la perfidia se había apoderado de ella, tan solo por oponerse a toda actitud de los míos, incluyéndome.
No consulté con los “hombres sabios” como reza una letra de tango. Seguía como una marioneta, manejado por invisibles hilos. Pensaba: quizás ya en matrimonio, cambie de conducta; me equivoqué de cabo a rabo. Se dice que una persona que tiene una mala costumbre, con los años la aumenta, nada de cambiar.
Llegó el momento de hablar de la boda. Locura y desborde total. Nadie de los míos le encajaba, solo los de ella eran inmaculados. Bueno al final se concretó en medio de un desbande general, parecían salvajes a  punto de cocinar a un blanco en la gran olla.
Terminó el diabólico festín, menos mal.
Viaje de bodas, más menos que más, apenas unos atisbos de cariño. Pensaba yo: ¿estará enamorada de otro? ¿Se enganchó conmigo para dejar la casa paterna? Que dicho sea de paso mejor no recordar.
Al llegar a la casa, un departamento alquilado, no tuvo mejor idea que pedir trabajo en un supermercado en calidad de repositora, el único lugar que el encargado de recursos humanos le encontró. El examen psicológico determinó que era el único contacto que podía tener con los compañeros de trabajo, la había recomendado el amante de una amiga, a cargo de esa área. Pero resulta que el jefe de personal quien controlaba todas las actividades, no le cerraba su personalidad y comenzó a espiarla junto con dos empleados de confianza. Luego de reponer y o repasar las góndolas, La doña, se encontró con el supervisor, comentándole que el trabajo iba bien.
-Mire señora, es un compromiso serio para el prestigio del establecimiento que un cliente o un inspector de bromatología compruebe un producto vencido.
-Quédese tranquilo señor, acá tiene la lista de los productos repuestos y o cambiados por fecha vencida.
-De acuerdo entonces.
Inmediatamente, el supervisor comenzó rápidamente con sus empleados a revisar las góndolas y constataron que 4 latas de duraznos al natural no habían sido cambiadas y no fue solicitado el reemplazo. Enseguida la llamaron y le hicieron ver el error. Ella lo negó, pero es evidente la falla encontrada.
-Señora, quítese el uniforme y acompáñeme a la oficina.
Se presentaron ante el jefe de personal.
-Señor, este es el problema.
-A ¿sí? Tome esta tarjeta y pase el jueves a percibir el despido. Señor custodio: acompañe a la señora hasta la puerta y revise su cartera con la empleada del ingreso como testigo.
-A ver señora, abra el bolso.
-¿Y estos cuatro alfajores? Importados de España?
-Son míos.
-No mienta por favor y le diré dos cosas: una que son importados y nosotros los únicos que los vendemos, tenemos la exclusividad; otra: en el supuesto que traiga algo de la calle, sabe bien que tiene que reportarlo a la empleada de la puerta de ingreso.
Váyase inmediatamente antes que demos aviso a la policía.
Otra más y van…
La impresentable e innombrable, se dedicó a elaborar comidas para vender y llevar también a domicilios. No le iba mal.
Pero llegó un día en que la gota iba a rebalsar el vaso.
Llego a casa, después de una agotadora jornada de trabajo. Apenas ingreso y ella me increpa duramente: lo que faltaba, estoy con una amiga y vienes a molestar. La amiga se sonrió en lugar de llamarle la atención. Ahí perdí el control de mis actos, fui al cuarto de herramientas, tomé una rama de árbol allí depositada y le apliqué un fuerte golpe en la cabeza que la hizo caer desmayada al suelo, llamamos a la emergencia médica y ésta constatando la importancia del golpe decide su internación, pero antes consulta como fue el golpe. La puerca amiga declara que fue un golpe por mí propinado. Interviene entonces la policía y me llevan detenido. Luego de dos días me trasladan a una pequeña cárcel donde los detenidos aguardan la condena. Lo que no imaginaba es que unos cincuenta vecinos de la cuadra donde vivía, más otros de distintas asociaciones vecinales, que presentaron sus inquietudes al juez de la causa. Simultáneamente, los psicólogos determinados por la justicia un examen psiquiátrico y psicológico tanto a mi mujer y a mi separadamente. Para mi beneficio, los exámenes me favorecieron notablemente, ya que no había duda alguna respecto de la personalidad de uno y de otro.
En consecuencia, el juez habida cuenta de un hecho delictivo tenía que dictar sentencia, me dictó una condena de dos años pero con libertad condicional sin restricciones, podía seguir en mis actividades pero obviamente separado de la infiel. Simultáneamente, inicié trámite de divorcio.
Pero mi decisión era otra: salir del país aunque no tan lejos: Uruguay, Paraguay o Brasil. Tramité pasaporte que me otorgaron en poco tiempo. Decidí viajar al primero de los nombrados, acordando con mi familia que mis padres irían a vivir de mi hermano y este a la casa de aquellos.
Tomé un micro que atravesando Concordia Entre Ríos, cruzamos por el puente internacional hasta Salto ya en tierra de la Banda Oriental. Casi de inmediato me dirigí a un área que en nuestro país se conoce como Migraciones. Pedí en principio la visa, y luego la nacionalidad que por otra parte me otorgaron. Sin pérdida de tiempo, me acerqué a una agencia de colocaciones, presenté mi matrícula legalizada de Ingeniero en Sistemas.
-Señor, tenemos dos solicitudes de ese carácter. Aguarde.
-Bien, con esta tarjeta acuda a esta dirección; aborde un coche de alquiler aunque no es lejos.
Mariano, llama y lo atiende una recepcionista a quien le entrega la tarjeta.
-Pase señor, y ubíquese en esta máquina, copie la imagen que figura en la pantalla.
-De acuerdo, aquí está.
-Bien, imprímala.
-Perfecto, queda como empleado, estas son las condiciones.
-Señorita: me gustaría conocer a mis compañeros.
-Es uno solo y se llama Roque Parente. Acá está.
Fueron presentados.
-Señor Parente, seremos compañeros de trabajo y eso nada más, no quiero arrogarme ningún derecho abusando de mis conocimientos ya que en una de esas usted me supera, quédese tranquilo, vine a este país y quiero y necesito paz.
-Gracias Mariano, venga ese apretón de manos.
Y así continuó la vida de estos personajes.
El tiempo transcurre, inobjetable y no es nada nuevo, para uno de una manera, para otros, de otra. Mariano y Roque más amigos que nunca.
-Mariano, el domingo festejamos nuestro día nacional y te invitamos a almorzar, todo el país de fiesta en la que debes participar y qué mejor que en familia.
-Gracias Roque, antes del mediodía estoy ahí con unos buenos vinos…
-Jajajá, no es mala la idea.
Llegó el feriado, Mariano vestido de diez, se presentó ante una familia tan agradable que en silencio se le ocurrió pensar: decisión equivocada la que tomé aquella vez. Esto me llama a la reflexión: me encuentro en el antes y el después.
Pasó el tiempo del almuerzo, café, licor algo dulce y una velada inolvidable. Al término, me despedí con agradecimiento a toda la familia.
-Esto sí que lo necesito, por eso no tengo palabras para justificar la actitud de ustedes. Algún día les contaré mi historia, porque como todos, yo también la tengo, de ahí en más ustedes podrán juzgarme a fondo…..Gracias, muchas gracias.
Pero faltaba algo más: una compañía. Roque magnánimo como siempre, me arregló compromiso con Fabiola su cuñada; ella sí que era una mujer singular. No la quería perder, era y es agradable en grado sumo. Vacilar o negarme hubiera sido imperdonable digamos considerando mi experiencia vivida. A su tiempo, en una reunión de familia, les conté respecto de mi pasado, no debían ignorarlo. Lo interesante es que no dudaron de la veracidad de mi historia.

*FIN DE LA HISTORIA

Como todas, esta ha llegado a su fin. Es mi deseo que les haya gustado, entendiendo que no da para más, el argumento principal está expuesto conforme a mi opinión.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe
Argentina – 28.06.2019.




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