*Repasando la historia encontramos que el hombre en
su conjunto ha estado involucrado desde tiempo inmemorial en cuestiones que por
un lado lo han constituido en víctima por un lado, y en victimario por el otro.
A nadie escapa, es decir, ni al menos avisado que la
conducta irresponsable en forma de maldad tiene su correlato a poco de la Creación.
Primeramente cuando no se conocían impresos, el boca
a boca era el único medio que el pequeño
mundo poseía para informarse o enterarse y aprender. Obviamente dependía de lo
que escuchaba.
Así se fue conformando la larga historia de la toma
de conocimiento de cómo ha transcurrido y transcurre su vida, más allá de que
hoy se informa así al instante desde los más alejados rincones del mundo. Así
de sencillo: para haber víctimas tiene que haber victimarios. Y vaya si los
hubo y los hay.
Toda la gama de víctimas muchas de ellas inocentes
en cuanto a su edad.
Recordamos la triste historia del siniestro rey
Herodes quien en la procura de hacer desaparecer de la tierra a quien fuera
signado por el destino para ocupar un lugar de privilegio ya desde su
nacimiento. No hubiera querido en la piel de aquellos progenitores que también
y en forma indirecta se constituyeron en inocentes víctimas de un absurdo
comportamiento.
Y de seguir mencionando casos puntuales no habría
papel para reflejar tales acontecimientos. Es solo nomás una cuestión de
relación.
Según las Sagradas Escrituras, el Creador al
expulsar del Edén a sus primeros habitantes debido a su desobediencia, les
aseguró una serie de vicisitudes en que si bien la maldad no estaba referida
tácitamente, tendremos que entender como implícita.
Bien, según esa fuente, la maldad instalada en el
hombre corriente, comienza a cobrarse la primera víctima, Abel hijo de Eva y
Adán, muerto por celos de este mal hermano Caín.
He de cerrar lo inherente a tan lejano tiempo.
Sucesivamente, hechos aberrantes y conocidos, se han cobrado numerosas víctimas
en manos de aquellos señores dueños de la verdad, que fueron autores de
atrocidades sin igual
Transitemos la actualidad, problemática ya
instalada, no deja de alimentarse con un atroz apetito como si fuese una
maquinaria a la que hay que nutrir de
materia prima para que pueda, expender los productos para los cuales fue
diseñada y construida.
La maldad se ha aggiornado, si bien no cambió de
nombre ni de estilo, siguen en ella condiciones innatas desde su nacimiento.
Sin embargo, se han adicionado otras que también dan
lugar a que haya quienes las provocan y quienes las sufren.
Cuáles son?: violencia, inseguridad, drogadicción,
sida, pornografía, contrabando de bebés, trata de blancas mediante secuestros,
intolerancia de padres sobre docentes, falta de educación y respeto, abandono
de hijos dejando la casa paterna, corrupción en casi todos los órdenes.
Exposición en medios televisivos de un descarado libertinaje con muestras de
“señoritas” que la mayoría fueron modelos de pasarela inducidas generalmente
por sus mamás. Deformación del idioma en los medios de captación masivos.
Pero pasemos al otro elemento, grave por cierto,
enferman te, descarado, hipócrita y cínico de los secuaces de Mefistófeles, cual
es la clase dirigente, incluyendo a aquellos idiotas que los llevan al poder
por apetencias personales, amén de recibir prebendas a través de las cuales los
mantienen cautivos; una forma de convertirse en victimarios de muy buena
cantidad de ciudadanos que ven menguados sus ingresos como consecuencia de que
una indirecta y despiadada forma de ayudar al que menos tiene, debe contribuir
a que los gobernantes hagan una política de justicia social, mediante una
salida salomónica: a aquellos los sometemos a una lisa injusticia social.
Una vez más, víctimas y victimarios.
Toca el turno ahora a un tema que realmente preocupa
y vaya uno a saber cómo y cuanto: la administración de justicia.
Dice al comienzo del derecho: que fue creado para
defender a los débiles. Si pero convengamos que también la aplicación de las
leyes merece un razonamiento conforme al avance de los tiempos. No se vive hoy
de la misma manera de medio siglo atrás, eso está claro.
Profundos cambios de personalidad, nuevos y
peligrosos comportamientos. Libre albedrío en un volumen imparable,
cuestionable.
Consecuentemente las leyes merecen ser modificadas conforme las variantes de los
tiempos, contenidos perimidos, nada de acortar las condenas por buen
comportamiento, nada de salidas transitorias, ni libertad condicional. En suma
se impone la ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente. El encierro no
corrige. Ellos los victimarios, en libertad, las víctimas o familiares se
quedan penando.
A esta altura, la pregunta de rigor: los diferentes
poderes ante la falta de ecuanimidad, se quedarán con los brazos cruzados?. Es
muy probable que estos delincuentes viajen en un colectivo del servicio urbano
de pasajeros, sentados a nuestro lado como si tal cosa.
Y pensar que en los años 70 una revista que se
ocupaba de información “pesada”, fue sacada de circulación por mostrar fotos con
desgarradoras imágenes de un choque entre dos convoyes de pasajeros en General
Pacheco, Pvcia. de Buenos Aires.
Años ya se produce el secuestro y muerte de una niña
casi adolescente, hija de un condenado
en prisión, venganza seguramente a través de un aberrante injusto y cruel
asesinato, Candela ella. Nunca más se habló del tema.
El progenitor, un tipo de avería se habrá quedado
con algún vuelto y eso haya motivado el desenlace que terminó con la temprana
vida de la niña.
La noticia ya no vendía para los medios, de ahí el
silencio definitivo.
OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe
Argentina, 16.04.2017.
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