sábado, 1 de abril de 2017

PLEGARIA POR LA PAZ.


 Paz, representada por una paloma en cuyo pico tiene cruzada una pequeña rama de olivo.
A partir de haber conocido su significado que representa para la humanidad su instauración.
Pero no, era evidente que la simbólica legada o retorno del ave al arca de Noé con semejante y promisorio presente, habría de despertar entre los tripulantes, la esperanza de hallar un lugar de habitación nuevo, diferente a la tierra de maldad censurada y vaya de qué manera por el Creador.
Paz no significa solamente el hecho de que no haya guerra, debe reinar hasta el último rincón de la tierra. Paz en los espíritus y en los corazones.
Triste es reconocer que la pertinaz obcecación del hombre ha dado por tierra esa premisa que nunca debió agredirse groseramente como lo fue desde el principio de los tiempos.
Al hombre poco le importó las posibilidades altamente significativas que la paz le proporcionaría.
Y pensar de qué nosotros depende.
Esto en lo personal habida cuenta que no escapo a las generales de la ley.
Es evidente que al hombre nunca le interesó la paz, hizo lo que se le dio las ganas en detrimento de sus congéneres.
Muchos ejemplos hubo de que el hombre no ha querido vivir en paz. Tampoco lo hace hoy.
La famosa premisa de “amaos los unos a los otros” ha caído en saco roto. Para la mayoría eso ni siquiera quedó en el intento.
La paz siempre ha sido inalcanzable para que permanentemente sea compañera del hombre.
No sembró paz, consecuentemente no la pudo hallar ni para sí mismo, da y recibe lo que genera muy a pesar de todo.
Se insiste permanentemente en la necesidad de que la armonía sea una constante, pero a pesar de tantas recomendaciones vía mensajes, prédicas, hechos aberrantes amparados por un desparpajo total, sin importarles un bledo el sufrimiento inferido a otros, incluso a ellos mismos.
Paz, una bella palabra que no solo debe aplicarse a al combate del belicismo, sino que todo se trasunta en paz.
Lamentablemente vivimos en una sociedad transgresora, quejas constantes, incumplimiento por parte del Estado, deudas que no se pagan, gente agresiva y tóxica por la calle, violencia e inseguridad, mujeres y o niños maltratados.
Poderes de turno que por impericia, soberbia, cinismo sin límites han conducido a buena parte de la sociedad en mísero estado de calidad de vida, proliferación de hijos, promiscuidad, fomento de caldo de cultivo emergente de actitudes emergentes de tal estado de cosas.
Así las cosas, una contribución más para que la paz no se consolide conforme fuera de desear. Los resultados a la vista.
Paradójicamente se ha instituido el Premio Nobel de la Paz, galardón que se otorga a los pregoneros y ejecutores de obras relativas a la paz entre los pueblos.
Claro que a veces tal beneficio se otorga a quienes se mezclan en cuestiones eminentemente políticas, con lo quedaría en tela de juicio el beneficio en cuestión.
Concordamos que tal mención de honor no conlleva justicia verdadera, dejando de lado a quien por mérito propio se lo tenía ganado merecidamente.
Contradictoriamente, dos veces al año, antes de la Nochebuena y Año nuevo, pareciera que una metamorfosis se apodera del mundo. Y después?. Un velo casi de hipocresía de apodera de buena parte del mundo. Qué celebran?. No sé, será cuestión para la Sociología.
Una verdad irrebatible, los templos repletos de personas que dicen ser fieles creyentes pero sin ánimo de abrir juicio alguno, creo que van a la casa del Señor, para que él los observe, pero en la práctica no comulga con el amor al prójimo. Paz desvirtuada.
Así seguiremos agrediéndonos entre unos y otros que la falta de compromiso lleva implícito.
Vivir armoniosamente no requiere de inversión económica, entonces solo depende de nosotros.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe
Argentina – 01.04.2017.-






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