domingo, 4 de julio de 2010

TEMA: LA GRATITUD

Según la lengua castellana, sobre la cual gira el uso y/o aplicación de palabras en nuestro idioma, la que
refiere el título dice: Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o
han querido hacernos y a corresponder a él.

Ingratitud: Desagradecimiento, olvido o desprecio
de los beneficios recibidos.

Conforme lo antedicho, gratitud es sinónimo de a-
gradecimiento.- Como de ordinario, ambos términos
poseen su antónimo: el mencionado anteriormente y
desagradecimiento.

Desde la antigüedad, el hombre en las personas de
Adán y Eva obró en abierto desafío al Creador. El
panorama que Él les ofrecía era halagüeño. Sin em-
bargo obraron de manera contraria a aquello que
fuera de desear. Emerge, por lo tanto que esa acti-
tud tuvo y tiene un papel preponderante en la co-
misión de todo tipo de pecado. Podría tratarse de
un modelo de ingratitud , habida cuenta que no
consideraron en absoluto los beneficios que el
propósito de Dios conllevaba. Salvo muy honro-
sas excepciones, en tal sentido tenemos que repa-
sar la historia y muy en particular la que con su
conducta escribieron verdaderos creyentes .

Es evidente en tal actitud, gestos de gran relevan-
cia - lo decimos con mayúsculas - o le ponemos
énfasis a viva voz, en los que prevaleció la gratitud
hacia nuestro Señor y su hijo, artífices incuestiona-
bles de una obra singular que no resiste el menor a-
nálisis.

No aceptar incondicionalmente el mayor sacrificio
de que da cuenta la historia, por un protagonista para
el cual no hay escritura que lo pueda reflejar total-
mente, es un acto de manifiesta ingratitud.

Si pudiéramos bucear en la historia, nos encontraría-
mos con una lista interminable de hechos que tanto
de gratitud como lo contrario, tuvieron no poca can-
tidad de adeptos.

No es extemporáneo, nos toca de cerca, somos vícti-
mas - salvo excepciones - de hechos de ingratitud
(que es lo que más nos duele), aún por parte de fa-
miliares, amigos, compañeros de trabajo, etc. que a
fuerza de ser comunes se transforman en normales.

En consecuencia, el favor se convierte con esta fi-




losofía, en una obligación; consecuentemente, no ha
lugar a gestos de gratitud.- Les conviene olvidar, ob-
viar, soslayar. Se fomenta e incrementa una forma de pecado. Ya sabemos lo que eso significa. ¡Qué
forma de atentado a la doctrina cristiana!.

Abogo porque los creyentes auténticos no nos in-
volucremos en la ingratitud, con el propósito de no
convalidar actitudes propias de aquellas, diame-
tralmente opuestas a nuestra vocación religiosa,
por ende cultores también de aquella diabólica
falta.

Debemos sostener nuestra obligación de dar gra-
cias en forma permanente a nuestro Señor, en
primer lugar por el regalo de su amado hijo para
nuestra salvación, luego por el día a día que nos
permite gozar de notable bendición.

Así demostramos nuestra férrea voluntad de con-
gregarnos, conformando un grupo de creyentes com-
pacto y auténtico y contar con la presencia bendita de nuestro Señor Jesús, ya que estamos siempre reu-
nidos en su nombre.

¡Bendiciones para todos!

Antes de cerrar, se me ocurre agregar un detalle que
considero sustancioso:

Al momento de escribir este texto (05.10.2009), los
periódicos en primera plana, de un modo o de otro
reflejan el fallecimiento de la cantante Mercedes Sosa, acaecido un día antes; particularmente uno ex-
presa por encima de su fotografía:
GRACIAS A LA VIDA …y en clara alusión a un emblemático tema musical que ella interpretara.

Cada uno hará su propia lectura; en particular me in-
clino a sostener:

Gracias al Señor que…

………………………………………………………

Oscar (Noviembre de 2009).-

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