martes, 14 de marzo de 2017

DIA DEL TRABAJO

Es parte de una vieja historia la celebración del 1º de Mayo como fiesta del trabajo o como día del trabajador.
Todos sabemos cuál fue la razón porque la hay, de tal celebración. Ya no viene al caso, aunque suscribo plenamente con aquella lucha de esos trabajadores americanos del Norte, justos y recios sin dudas.
Todo pueblo tiene que contar mayoritariamente con gente que trabaje. Todo aquel que haga algo, está de algún modo colaborando con la grandeza de su país.
Claro que necesariamente el tema pretendo instalarlo en el hombre por su salario. Es una cuestión por demás elemental. Es decir que todo hombre pueda adquirir de todo aquello que necesita para su subsistencia. Acá no vale la ley de la colmena, la reina, las obreras y el zángano. El final ya lo sabemos.
Todo estado está comprometido a asegurar a su pueblo la facilidad y la posibilidad de trabajar. Más allá de imponerle otras obligaciones.
Claro que como contra prestación, tiene que otorgarle derechos razonables, humanos en manos de no convertirlo en esclavo, ocioso por naturaleza.
En nuestro país la Constitución Nacional es bien clara en ese sentido. Los gobernantes cuando asumen, a través de un juramento muy especial a cumplir y a obligar a que se haga, las leyes que rigen el control del país. En la práctica poco se hace. El citado compromiso pareciera solo un respeto a la tradición ya que poco les interesa. Para la foto es todo un documento como aquellos que guardamos y que algún día se pondrán amarillentos,
Total a ellos les da lo mismo, si hay trabajo o no lo hay, caducará su mandato, total a ellos les pasará lo mismo, si hay trabajo o si no lo hay, caducará el mandato del político. Lo que sí es rigurosamente claro que a través de la función pública aseguran un buen pasar, incluso hasta a varias generaciones de herederos.
La cultura del trabajo conforme a equivocadas o malintencionadas políticas. Se va debilitando o padeciendo. Ante esto en lugar de buscar la forma de generar empleo para una gran masa de desempleados, se apela al asistencialismo. Un famoso proverbio dice: les dan el pescado y no le enseñan a pescar.
En nuestro país lamentablemente no se habla seriamente de crear o permitir la apertura máxima de fuentes de trabajo. La clase política nula por excelencia, solo busca posicionarse y consolidarse. Van de un puesto a otro. Es decir, no se van, cambian de lugar apoyados por un pueblo, y si son apoyados es que está todo bien, no hay nada que cambiar. Cambian las promesas, el discurso pero en concreto y antes que el ciudadano cambie el voto, propaganda y alguna obra o anuncio de ella para que se vea.
Trabajar es una función indelegable de cada ciudadano. Nadie debe dejar de hacerlo en y en cuanto, la edad por un lado y la salud por el otro, se lo permitan.. En determinados sitios del planeta y en ciertas geografías, no es posible llevar a cabo tareas de producción industrial. Algo obviamente se hace, pero para la supervivencia. No se concibe un país sin gente que no trabaje. Es imprescindible hacerlo: de no ser así, el atraso es inevitable, reitero, todo país que posee una franja inevitable de gente desocupada, tiene que apelar al asistencialismo  para paliar de algún modo  ese severo desfasaje que deviene de la falta de capacidad operativa para generar empleo.
Cada uno tendrá su opinión en tal sentido, pero queremos creer que tal vez haya alguna causa que se interponga para que los grandes inversores no muestren interés en radicar industrias en el país. Hago una deducción y corre por mi exclusiva cuenta. En el mes de Mayo de 2010, un funcionario de primer nivel de gobierno de turno, recomendó a grandes importadores argentinos a que se abstuvieran de adquirir productos manufacturados por China el mayor comprador de nuestra querida soja y sus derivados.
Las desafortunadas palabras de aquél, motivaron el enojo de los asiáticos quienes amenazaron con no más el grano y sus derivados. Al diablo con la captación de divisas.
Pero bueno, no es menos cierto que desde ya largo tiempo ingresa mercadería procedente de varios países asiáticos por naturaleza. El costo de aquella, puesta en el país, ha producido una severísima depresión en la industria nacional, desprovista de toda tecnología de punta como para competir.  Únase el alto costo laboral, impositivo, inseguridad jurídica que se presentan como un imborrable estigma que trasciende a no dudarlo y daña. Sin dejar de excluir el alto grado de corrupción que se ha instalado como una epidemia sin retorno, instalada partiendo de la base de la verticalidad.
Los responsables, desentendidos del grave problema no asumen esta vergüenza nacional. Mensajes hipócritas por doquier como pretendiendo engañar al mundo inteligente y con antigüedad suficiente como para no ser engañados.
Vacíos de contenido, la falta de formación profesional, de la cultura del trabajo en la clase más marginada, conlleva no a largo plazo la inevitable presencia de conductas ociosas y dependientes. Así incuestionablemente, se seguirán fomentando vicios, perdiendo generación tras generación sin capacidad de progreso y con caldo de cultivo para la violencia o inseguridad, droga, con mención de grandes traficantes encaramados en el poder.
El desarraigo, por regla general, tiene algunas facetas que lo estimulan. No sería justificable poner proa hacia otras latitudes si hubiera posibilidad de hacerlo en el país.
El inmigrante por regla general buscar insertarse en una realidad que no admite dudas. En su tierra no es posible, optan por emigrar. Meta número, el trabajo, lo demás vendrá por añadidura.
Hay todavía una historia tocante a la emigración. Para el Norte o para el Sur, millares de personas se alejaron de su querida tierra tratando de ubicarse. Claro que con diferentes resultados. Pero el caso es que por lo menos lo intentaron. En otros trabajos he ubicado una forma de desesperación por parte de muchos a los cuales se les niega inescrupulosamente, lo mínimo elemental: el trabajo. Otros tratan a través de los micro emprendimientos: manufacturación y venta por cuenta propia, que solo es un calmante para una grave dolencia. Peregrinan, ya sea en busca de trabajo, pero lo que es más grave aún, el acudir a íconos en su busca, cuando esto ni siquiera tendría razón de ser. El trabajo, existir sí o sí por naturaleza y no por milagro. Aunque no sirve demasiado seguir como predicando en el desierto, no tenemos que dejar de repetir, que todo aquel conjunto de gobernantes no tenemos que dejar de repetir que todo aquel conjunto de gobernantes que no se ocupen realmente de fomentar el trabajo a full, harán recaer sobre su pueblo el peso de su actitud, sea cual fuere. Los resultados están a la vista. Un claro ejemplo, pretender que de la noche a la mañana se transforme un país, típico en su capacidad de producir y al no verse contemplada racionalmente la ocupación de la mano de obra existente, es condenado sin remedio, por cierto a un penoso deambular sin horizonte, condenado a la miseria y asistido de algún modo a propósito de eliminar hipótesis de alteraciones sociales.  Ojalá Dios quiera que algunos con seriedad absoluta, tomen la posta y tengan a su cargo la reversión de un problema que en la práctica solo conformó una muletilla.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe

Argentina, 12.03.2017.

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