domingo, 19 de marzo de 2017

LA ALEGRÍA

ALEGRÍA:
Uno de los pilares básicos entre las emociones del hombre. Una bella palabra sin dudas y no precisamente porque enriquece nuestro regio patrimonio idiomático, sino porque ella significa o encierra.
Ahí está a nuestro alcance toda vez que no solo la circunstancia favorable nos permite apelar a ella, sino que también tenemos que tener la suficiente capacidad o habilidad para que nos acompañe.
Como en tantos momentos de la vida, circunstancias favorables, nos permiten en primer término disfrutar de ella, en el caso contrario está presente pero no se disfruta y nos niega la posibilidad de disfrutarla a pleno.  Las dos versiones ahí presentes. Otra cuestión insoslayable  la constituye el hecho de que en algún momento, nuestra falta de capacidad para disfrutarla está impidiendo tenerla a nuestro alcance.
Inolvidables y bellos momentos de alegría que la vida nos ofrece aún desde niños cuando todavía muy pequeños esbozamos las primeras sonrisas ante las caricias de nuestra madre, ese contacto más que inigualable por cierto, irrepetible e inigualable por otra parte, más allá que en lo sucesivo se manifieste de otra manera.
Los primeros pasos que promueven no solamente la alegría de los niños, sino de aquellos que tienen la posibilidad de disfrutarlos, el sublime acto del amamantamiento, los primeros juegos, ya desde la cuna, el primer día de clase, los primeros balbuceos, en fin un largo rosario de emociones que no encuentran parangón alguno. Allí radica el verdadero sentido de su significado. Al propio tiempo, una forma de alegría invade al hombre y no tiene precisamente un basamento radicado en el verdadero sentido de la palabra.
Aunque parezca un contrasentido, otra forma de satisfacción  que puede aportar una cuota de alegría, paradójicamente  lo constituye el resultado de la desafortunada intervención del hombre que produzca dicha emoción en él, en detrimento de un daño a terceros involucrados en esa maniobra.
La alegría es amplia, generosa, abunda sobremanera, es cuestión de buscarla, encontrarla y disfrutarla a pleno, descuento admitiendo en grado sumo, que una satisfacción inconmensurable nos invade, toda vez que tenemos la posibilidad de vivir tales momentos.
Sería largo enumerar tantos instantes agradables que esa inigualable turbación nos depara; muchas circunstancias nos ven involucrados en ella.
El amor- bien entendido- entre mujer y hombre deja a las claras una señal incuestionable de alegría, en los primeros momentos, imborrables por cierto, esa emoción es única, creo que irrepetible. Nos deja una sensación de felicidad incomparable con recuerdos inolvidables, más allá del resultado de ese feliz encuentro.
Algunas intervenciones pocos felices del hombre seguramente le permiten gozar de alegría ya que esta emoción es ilimitada, en contraposición con su gozo.
Había mencionado ya  las contradicciones emergentes de la actuación del hombre; por regla general y particularmente en su conducta, es probable que se generen las dos situaciones, inevitable. Diametralmente opuestas por aquello de que es imposible por la idiosincrasia del sujeto, dar vía libre a todo aquello que contribuye al logro de una calidad de vida donde prime el sentido común.
Desde que se tiene conocimiento, incursionando por la cuestión estrictamente religiosa, se toma conocimiento de la satisfacción del Creador, frente a la magnificencia de la obra generada…y vio qué era bueno…(Alegría le habrá provocado.
Como de costumbre opino que cada uno sacará sus propias conclusiones. Creo que es la primera manifestación de alegría.
Según la historia,  el Señor trastocó su alegría en enojo como consecuencia de la manifiesta maldad del hombre.
Cuántas alegrías incomparables van poblando en forma constante, las expectativas del hombre en todos los órdenes.
El primer encuentro amoroso, la conformación del matrimonio, los hijos, los nietos.
No habrá que pensar demasiado al oír el trinar de las aves, será alegría lo que demuestran? Creo que aún hoy los pocos humanos que cantan, están demostrando alegría, por lo menos intentamos conseguirla.
La germinación de las semillas, la aparición de las flores con su espectacular colorido, la salida del sol, la presencia de la luna en sus distintas fases, no será demostración de alegría?
Alguna especie ictícola del mar da demostración de alegría: delfines con su magnífica danza y cariño por doquier.
Toda mujer antes de parir sufre dolores tremendos. Solo ella lo sabe, lo siente, ese cuadro se transforma en alegría al ver aparecer el fruto de sus entrañas.
No hay un elemento de medición que pueda demostrarlo. La llegada de familiares desde muy lejos otorga una alegría diferente a que si estuvieran cerca.
Como consideración final y a modo de expresar un incuestionable punto de vista, sin que ello signifique una imposición, no cabría duda alguna que la alegría está al alcance del hombre. Desterrar definitivamente de la conducta del hombre, los malos sentimientos, ídem los pensamientos y las acciones negativas que conspiran ya de ordinario para el logro de la felicidad.
Una verdadera pena que el vivir armoniosamente no pueda ser aprovechado integralmente, anteponiendo el sentido común, antes que dar importancia capital a intereses materiales en grado sumo.
De nosotros depende.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe- Argentina. 19.03.2017.



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