jueves, 16 de marzo de 2017

EQUIVOCACIÓN. CRÍTICA

Equivocación u opinión que una persona tiene por buena cuando en realidad es falsa.
Actuación de una persona que no obtiene los objetivos previstos o tiene consecuencias negativas para ello.
Crítica:
Arte de juzgar las cualidades y los defectos de una obra artística o literaria.
Acción de censurar las acciones de uno o de hacer notar los defectos de una cosa.
Acción de evaluar o juzgar.
Menuda diferencia entre un significado y otro para un mismo término, propio de la riqueza de nuestro idioma.
Opino encontrarnos en el primer caso con un típico ejemplo del sujeto sorprendido en su buena fe.
Es una constante comprobar (a quien no le habrá pasado) como se ha depositado confianza en alguien, ya sea conocido, amigo o familiar que ella no haya sido groseramente agredida de una u otra forma. Sí, ya conocemos todas las artes que tienen la condición de contaminar veladamente a través de la confianza que su actitud genera.
En síntesis, el sujeto pasa a ser un objeto que alegremente puede manipularse. La farsa puede durar poco o mucho tiempo, pero una vez puesta en descubierto se arriba a la conclusión que como el argot típico dice: se apostaron boletos a un caballo que imaginaron poder ser generador o como mínimo plácet. Esa ambición no siempre resulta a su favor. Se equivocaron, azar o vaya a saber qué otra causa.
La realidad está a la vista, pero lo más grave que es o son como casi todos los jugadores viciosos, compulsivos, admiten que les va mal por la mala racha, nunca por su mala cabeza.
Retomamos la otra cuestión. El aporte de perversidad en todos los órdenes, del que son objeto muchos seres humanos víctimas propiciatorias de tales aprovechadores sin escrúpulos, sin amor, sin conciencia.
Pero bueno, así están las cosas, una vez más el solo pensar para sí, conocemos esa debilidad porque he hablado sobre la cuestión en varias oportunidades. Un ejemplo a modo de cotejo: cuando la tierra es fértil, naturalmente la semilla germina. Lo dejo ahí, creo que se entiende.
Las promesas incumplidas tienen lo suyo. Emerge la mentira, las falsas expectativas quedan en evidencia. Lamentablemente el arte de engañar forma parte de su personalidad bien disimulada, ya que los que salen perjudicados, por razones obvias, no saben reconocer aquello de que la cara es el espejo del alma.
Así les va y así les irá.
El mentor de la mentira, por lo general tiene como norma justificarse despiadadamente, no reconociendo su falta, descargando en otros su deleznable conducta.
Incluso lo contamina la soberbia, el qué me importa, si en todo el mundo el carnaval dura solo cuatro días y algo más, el corso y las caretas siguen ahí, la fiesta no se terminó, aquellas no se caen. Para qué retirarlas. El infaltable dejo de soberbia y de ceguera: cuándo no?
Todo aquel que produce una obra literaria de cualquier naturaleza, sabe sobradamente que no es sencillo hacerlo, menos venderlo conforme sus expectativas, obviamente nace con él una posibilidad cierta de hacerlo. Vemos algunas veces trabajos de niños que realmente son admirables, lo cierto es que se han animado a llevarlo a cabo, concretarlo. Es evidente que por su mente y su corazón pasan vivencias que después las trasladan al escrito, menos mal que alguna prensa los publica con lo cual quedan estimulados para proseguir.
Transcurridas otras etapas, con algo más de experiencia y respetando ciertos parámetros, podrán llegar a lograr lo que en un momento se propusieron. Criaturas: mis felicitaciones. Sigan adelante ¡
Toca el turno a las expresiones filosóficas, a las religiosas, a aquellas que de un modo u otro tratan de estimular al ser humano, de hacer docencia, particularmente a los que orientan por el camino del bien que conlleva a una sana convivencia en una sociedad enferma pero no del cuerpo sino del alma. A ellos también mi adhesión y mis respetos.
En otro orden quiero y debo no dejar de lado a aquellas monumentales figuras desde antaño hasta hoy. Verdaderos artistas  de la pluma que supieron y saben plasmar en el papel toda una mezcla de sensaciones, emociones, sentido común y criterio para concretarlos, capacidad mediante, los hay para todos los gustos; en mi opinión y para mi apetencia, rescato buena parte. Los hay creativos, ingeniosos, imaginativos, especialistas en jugar con la fantasía; en fin una interesante oferta a disposición de los amantes de la lectura. No pretendo dejar de lado a ninguno de mis preferidos, pero tengo una particular admiración por la obra cumbre del Cervantes. Aún hoy las ingeniosas ocurrencias del caballero andante son utilizadas para adornar alguna frase que escuchamos o utilizamos cada tanto. A través de este trabajo y si el lector me lo permite, rindo homenaje a mi padre, buen lector, quien de vez en cuando, citaba alguna ocurrencia de aquél, como así también, las del inefable e ingenioso escudero. Padre, aún estoy en deuda contigo, he comprado un ejemplar pero tiene letras pequeñas y me cuesta un poco seguir. Todo autor, corrector mediante, tiene siempre la ilusión de que sus obras sean las preferidas, pero por aquello de que sobre gustos no hay nada escrito, algunos trabajos no escapan a la predilección del lector. De todos modos, solo un torpe o ignorante del tema, puede censurarlos. Entiendo, en mi carácter de principiante en este difícil camino, que el escritor pone lo mejor de sí para tratar de imponer su estilo. Claro, solo prevalecen los menos.
Una aclaración pertinente: creo que todo aquel que opina o critica, no debe ser despiadado, debe admitir que le gusta o no. Demostrar en todo caso que es capaz de hacer algo mejor. Difícil porque lo que haga debe encajar en la aprobación del público.
Para finalizar, lo inherente a la evaluación y juzgamiento o censura de los defectos de uno o de las cosas.
Es una práctica tan antigua como el mismo mundo.
Tres tipos de críticas: la constructiva, la destructiva y el juicio moderado, comentado.
Es muy fácil emitir un juicio. Lo que realmente importa es su carácter de lo cual sabemos de qué se trata.
Es muy difícil conformar a todos, lo que importa es que el hecho sometido a juicio no sea un grave daño inferido a otro.
De todos modos y por regla general, de cualquier manera siempre aparecerán detractores con su infaltable cuota de cizaña. Es claro que el que no hace nada, no tiene posibilidad de equivocarse: a pesar de esto, será evaluado, criticado y o juzgado.
Loas para aquellos que hicieron cosas de verdadera importancia para el prójimo. Una crítica constructiva para ellos.
Obviamente y desde siempre, en todos los órdenes, protagonista principal, el hombre.

OSCAR
Rosario, Pvcia. de Santa Fe.
Argentina, 15.03.2017.   





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